La mañana estaba lluviosa y el cielo gris como es habitual. En mi mente rondaba la noticia del accidente del gran Martin Elías, mantuve fuerte mi fe, nunca pensé en el trágico desenlace. Y como pensarlo, si la vida es tan bella.
Los seres humanos en ocasiones nos hacemos los locos para desvirtuar la realidad. Pero esas situaciones tienen en la misma realidad, el remedio para vincularnos de manera infalible a lo que nos negamos aceptar. Esta opinión está cargada de tristeza, pensativo escribía con el alma dolida, incrédulo, al instante reflexionaba sobre la vida: sus cuidados, los límites y la hora insospechada, ese momento en que la fuerza física de nuestra existencia es vencida en la disputa de los que amamos la vida.
‘El Gran Martín Elías’ como lo bautizó su papá, ‘El Cacique’ Diomedes Díaz, dejó este mundo como aparecen y desaparecen los arcoíris que surcan el cielo.
Pensar en morir o en la muerte es perder el tiempo y dejar pasar cada instante dejando de vivir. Dejar de existir no está en los planes mentales de nadie, aunque morir es un capítulo ineluctable de la existencia. El pasado 14 de abril de 2017, no será una fecha desapercibida para el país vallenato, como tampoco lo es el 26 de mayo de 1957, para gran parte de la población colombiana.
‘El Gran Martín Elías’, admirado por todos por los rasgos sencillos y don de gente que caracterizaron su conducta y por la espesura de su talento para cantar. De igual forma te recordaremos. Desde que era un infante nos regaló instantes de su vida desgarrando su voz, abriéndose espacio raudamente como figura promisoria de nuestro necesitado folclor vallenato. Muchas veces lo vi desfilar por el patio de mi casa, orondo envuelto en su robusto cuerpo, visionando el horizonte de su vida musical.
La muerte cada vez que quiere se ensaña con nuestros artistas, muy jóvenes se los ha llevado. ¿No sé qué te pasa muerte, por qué no buscas ocupación en otros lugares? Aceptar cada designio es una compleja realidad, son como las verdades que nos cuesta mucho creer, aunque sean designios de Dios. Martín Elías, nos queda la tranquilidad que estás gozando de lo intangible que supone la eternidad, porque los seres dotados con tus cualidades y calidades tienen entrada libre a ese lugar.
Martin Elías: tú obra musical es inmortal. Aunque corta, fue fructífera, sentimental, cómplice del amor y la seducción. Los amaneceres que viste llegar estuvieron acompañados por la mezcla de los seguidores de tu papá y de los propios que forjaste. Y se iban felices. Muy pocos logran ese efecto.
No he querido transitar por connotaciones que develen intenciones emocionales básicas que expresan los homenajes o reconocimientos, cada jornada sería insuficiente. Sin embargo, sumido en la tristeza, en cada tecla no dejo de lamentar tu partida hacia lo intangible, Marto, pariente, te faltó tiempo para cumplir más años, este viaje fue prematuro. Muchas gracias Martín Elías, cumpliste la palabra bautismal y profética de tu papá.
Desde esta tribuna rechazo vehemente la actitud desalmada de la señora María Antonia García, usuaria de la cuenta en Twiter @CaidaDeLaTorre y Columnista del Periódico El Tiempo. La insensatez expresada en 140 caracteres, merece nuestro rechazo y declaratoria de persona no grata en Valledupar. Su actitud incendiaria impactó en toda la familia de Martín Elías, en nuestro folclor y en el país vallenato.
Por Luis Elquis Díaz
@LuchoDiaz12