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El Futbol es un estado de ánimo

El futbol es una historia distinta en cada partido, “es la única religión que no tiene ateos” y es generador de pasiones. Por otro lado está el aficionado, disfruta de los triunfos del futbol sin saber de táctica y eventualmente sin tener la capacidad de sostener el balón en sus pies haciendo jueguitos, pero es el principal acreedor del espectáculo de uno de los negocios más lucrativos del mundo, ese condicionamiento reclama siempre la victoria, asimismo, reprocha, sin contemplación, las derrotas. Asume la virtud de los profetas del presente, definiendo en su imaginario estrategias y módulos de juego solo ganadoras. Perder es un verbo que a nadie le gusta conjugar indistintamente de la actividad, los deportistas se preparan para ganar, pero el hincha o fanático a veces se olvida que perder en el futbol es una variable probable. “El fanático es el hincha en el manicomio”, escribió Eduardo Galeano, afamado escritor uruguayo, fallecido en 2015, en uno de sus libros sobre futbol, “el Futbol a Sol y Sombra”.

Esta semana que termina, el futbol volvió de nuevo a ser protagonista, con su sabor agridulce en pocas horas cambió las sensaciones del pueblo colombiano, llevándolo a la amargura de la derrota y regresándolo a la efervescencia por la clasificación de Colombia al Mundial que organizará Rusia el año próximo.

Jorge Valdano, exjugador del Real Madrid, escritor y dirigente del futbol, en una de sus conferencias, reflexionaba diciendo que el futbol es un estado de ánimo que necesita de un componente mental para el logro de buenos resultados, tanto en lo deportivo como en lo personal.  En el aspecto mental ha crecido mucho el futbolista colombiano, el profesor José Néstor Pekerman ha logrado nutrir esta competencia para capitalizar la calidad técnica de nuestros jugadores, potenciada por la madurez futbolística forjada en la militancia en los mejores clubes y ligas del mundo. Pertinente advertir que este proceso ha sido gradual, el futbolista colombiano aún juega como vive, pero en versión mejorada porque aprendió a ganar y comprendió que el futbol es su deporte preferido y su profesión. Aunado a la mentalidad, incorporaron profesionalismo, compromiso y preparación física, táctica y técnica, para revolucionar el famoso “toque toque”, insípido para muchos, pero elemento constitutivo de nuestra identidad futbolística, desaparecida sobre todo en la recién finalizada eliminatoria.

Estos ingredientes que describo mantuvieron vigente mi fe en nuestra selección, en ningún momento dudé que en Lima confirmarían la clasificación al Mundial, sin embargo, también hubo desconfianza, hace parte de nosotros, así nos han acostumbrado. Despojarse de la investidura del hincha es complejo por el utilitarismo reduccionista del resultado que ensordece la confianza y anula la comprensión sobre el esfuerzo que significa correr en promedio 13 kilómetros por partido, reponerse de la presión, la ansiedad y la marca ajustada de los rivales.

El pasado jueves cinco de octubre se encumbró como otra fecha memorable de nuestra historia en general, ese día presenciamos la suma de voluntades por un objetivo común, mediante expresiones de solidaridad, para cumplir con la entrega puntual del tiquete para el sexto mundial al pueblo colombiano apostado frente a los televisores. Esa moraleja inolvidable en condiciones normales motivaría inspiración en nuestros dirigentes políticos, en el supuesto que el objetivo común fuese el país y no sus propios intereses. Mejor regresemos al futbol, al rectángulo de las pasiones indescriptibles.

Con el tiquete en la mano el balance es positivo, el objetivo se cumplió, el profesor Pekerman y sus dirigidos lograron el tiquete. Desde este punto de vista no caben los cuestionamientos, el resultado hace parte de la estrategia, pero el futbol hay que verlo más allá del resultado sin terminar en el manicomio como escribió Eduardo Galeano.

Superarse en cada competición es el estímulo de los deportistas, nuestros jugadores lo saben y son conscientes que debemos mejorar en el juego, el fanático o el hincha, lo interpreta con la exigencia de jugar bien y bonito, por ahora de mi parte agradezco inmensamente a nuestra querida Selección Colombia. Su entrega futbolística es una enseñanza que nos reinventa en los momentos cruciales, sus logros son un bálsamo para un pueblo necesitado y el mundial de Rusia un nuevo sueño que seguro enfrentaran con valentía, porque a nosotros no nos asustan los retos.

Por Luis Elquis Díaz

@LuchoDiaz12

 

 

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