Durante la Revolución Francesa dos partidos se disputaban el poder en la Asamblea: los Girondinos y los Jacobinos, cada uno con sus características particulares. Durante las deliberaciones de la asamblea los primeros se sentaban a la derecha y los segundos a la izquierda, de aquí surge la división que actualmente permanece vigente, gestando las ideologías de izquierdas y de derechas. Con este preámbulo pretendo contextualizar el origen del significado de ser de izquierda o de derecha, en aras de aclarar que no perteneces a ninguna de esas corrientes porque sigues a un líder de esas organizaciones, sino que participas mansamente en fenómenos de polarización. Fíjate en tus convicciones.
El secuestro de la periodista colombo-española, Salud Hernández Mora, ha sido utilizado para insistir en que el proceso de paz no es otra cosa que la entrega del país a las Farc. Estos testimonios hipotéticos son acciones políticas para mantener vigente la polarización en el país, penetran con facilidad en el sentimiento ciudadano, no sucede lo mismo con conceptos gaseosos como el bloque de constitucionalidad, la decisión de la Corte Constitucional, el Plebiscito como mecanismo de refrendación de los acuerdos y el umbral necesario para que sean aprobados. Resulta paradójico que estos conceptos inentendibles para la ciudadanía no sean explicados y debatidos ampliamente, pese a que tienen argumentos admisibles y sustento legal.
Retomando el marco de las ideologías políticas, es menester resaltar que en el ejercicio de la función pública el dirigente toma decisiones con base en lo planificado, asimismo, por situaciones imprevistas, de manera que no es estático en su predisposición ideológica. Desde 1958 el país por situaciones coyunturales eligió sus presidentes, dieciséis años de alternancia del poder, posteriormente por el indulto al M19, el enfrentamiento a los carteles del narcotráfico, nacimiento de la Constitución Política de 1991, el fallido proceso del pantallazo del Caguan, paramilitarismo, hasta el surgimiento de Álvaro Uribe Vélez, como el hombre que enfrentaría a las guerrillas. En cada periodo asomó un redentor, una solución, sin embargo, los problemas persisten, mientras las instituciones incumplen su misión.
Hay temor de que en Colombia el fin del conflicto permita la aparición de una figura similar a Hugo Chávez. ¿Acaso los lideres tradicionales lo van a permitir? La preocupación debe ser otra, por ejemplo la función de las instituciones, los partidos políticos, y principalmente, que los líderes con objetivo hacia la Presidencia de la Republica sean coherentes con las necesidades de la Nación y no actúen en representación de sus acreedores. Los gobiernos de corte izquierdista en América Latina, actualmente en declive, no surgieron por efectos contagiosos, sino por las políticas neoliberales de la década del noventa. Está demostrado que en ninguno de los casos la culpa de los fracasados ha sido la ideología, sus dirigentes son los responsables. Venezuela no atraviesa momentos de amargura en consecuencia del uso ideológico, los timoneles han desviado el camino ampliando la brecha de desigualdad que distingue a la mayoría de países latinoamericanos. El Catatumbo es un ejemplo tangible.
El debate ideológico y contestatario, necesita un espacio de razonamiento lógico, es perentorio emprender un Frente Nacional; desde luego, con un propósito distinto al pactado en Benidorm en 1956, con el fin de refutar que el fin del conflicto constituye la entrega del país o que en el peor de los casos persista la confrontación, no por solucionar los problemas del país, sino por creer que las ideologías están por encima de la inteligencia del ser humano, las competencias del dirigente y de los intereses superiores de Colombia.
@LuchoDiaz12