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Frente común para evitar el reclutamiento de menores

En el Cesar el tema de reclutamiento de menores de edad por parte de grupos armados ilegales se sigue abordando por las orillas y no se profundiza en este problema que afecta de manera puntual a los niños que viven en el campo cesarense o en condiciones de vulnerabilidad en cualquiera de los 25 municipios del departamento.

En los seis meses que van de este año, el Ejército Nacional ha informado sobre varios casos de menores que han desertado de los grupos guerrilleros que están en la Serranía del Perijá y la Sierra Nevada, cuyo su regreso obedece más a una decisión personal de los jóvenes que no aguantan el maltrato y las penurias que deben pasar, y no a una política de sensibilización, prevención y atención a este sector de la población que es presa fácil de los grupos armados.

Si bien es cierto que son las Farc y el Eln los que siguen reclutando menores, también hay que mirar con lupa el fenómeno de las bandas criminales o llamadas bacrim, que se aprovechan de la situación de pobreza de los jóvenes para atraerlos a sus grupos, con la esperanza de obtener un dinero por sus servicios, que no es más que la entrada a la vida delincuencial.

Este es un tema que debe preocupar a los alcaldes cesarenses y al gobernador Luis Alberto Monsalvo, que deben promover y procurar que los programas que lidera la Agencia Colombiana para la Reintegración –ACR- sea permanente, teniendo en cuenta los antecedentes del Cesar con el reclutamiento de menores.

Mientras hoy se cierra un ciclo de la estrategia de prevención que lidera la ACR, denominada ‘Mambrú no va a la guerra, este es otro cuento’ que comenzó en agosto de 2013 en más de 20 ciudades, entre esas Valledupar y Aguachica en el Cesar, para proteger a los jóvenes y evitar que se conviertan en combatientes de estos grupos, las instituciones (caso ICBF) y las autoridades deben hacer un frente común para reforzar el trabajo que hasta el momento han hecho, el cual reconocemos como un paso importante en esta difícil tarea.

Sólo a través de la estratega ‘Mambrú se fue a la guerra’ atendieron a 1.800 niños de los municipios beneficiados, que es un número importante, y les mostraron un panorama diferente de la vida. ¿Pero en el Cesar qué pasa con los otros 23 municipios a donde no llegó el programa de la ACR? Si se tiene en cuenta la información oficial, la mayoría de los jóvenes que en el último año han desertado de los grupos guerrilleros en el Cesar, son de los municipios del centro del Cesar, hijos de campesinos que trabajan la tierra en la Serranía del Perijá.

Es allá donde se debe fortalecer el trabajo, con la presencia de los programas institucionales, acompañados de los alcaldes locales, porque hay que tener en cuenta que según las cifras de la ACR el 46% de las 30.162 personas desmovilizadas de grupos armados que hacen parte del Proceso de Reintegración en Colombia ingresaron siendo menores de edad a los grupos alzados en armas. ¿Cuántos menores siguen aún en grupos armados en el Cesar? Eso sin contar los que están en riesgo.

 

 

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