Es un logro formidable. Realizar este tipo de acciones en Valledupar es una tarea colosal que exige una fuerza constante, una determinación absoluta. Felicitaciones a los organizadores.
Hace muchos años habíamos intentado, infructuosamente poner de acuerdo a quienes lo podían hacer posible. La primera frustración llegó hace casi 10 años, cuando estaba listo el primer borrador cometimos el error de proponérselo a una persona que en teoría vendría a reforzarla: con el argumento de que tenía que organizarse como una gran empresa, exigió acuerdos y compromisos que en aquellos momentos eran impensables. Con el cuento de que si no era un Goliat no tenía sentido, transcurrió una década sin enanos y sin nada.
Maravilloso que este equipo no se dejó ganar de los innumerables obstáculos y hoy nos presentan esta Feria del Libro de Valledupar con, por lo menos, diez eventos cada día. Hay de todo y para todos los gustos. Este equipo nos obsequia cuatro días para deleitar la vista y la inteligencia.
Hay autores locales, como debe ser. Hay autores nacionales, como corresponde y varios de talla internacional. Solo faltaba el público y llegó de manera pasiva. Los colegios organizaron las visitas, las familias la actividad diferente y todos y cada uno de nosotros nos dimos la pasadita.
La educación, la lectura es la única forma de combatir la falta de un criterio estructurado. De corregir los errores y de impulsar una actitud más crítica ante la vida. De allí lo valioso de este evento. 42 actividades en total, de las cuales merecen resaltarse los seis talleres para niños y jóvenes.
La diversidad de escenarios es una integración muy llamativa. La audiencia no siempre llega al evento, sino que este llega a su audiencia deseada: parques, colegios, la Cámara de Comercio, la Casa de la Cultura y por supuesto nuestra plaza Alfonso López que esta vez cambió sus tradicionales encuentros para invitarnos a escuchar no sólo el sonido de los acordeones, sino también el de las palabras y sus ideas creativas.
Es importante que tanto las instituciones públicas como las privadas se vincularon de entrada. Es una confirmación de que la ciudad está esperando un impulso para responder afirmativamente. Esperábamos que el público respondera con el mismo entusiasmo que nos caracteriza y así fue. Los vallenatos han demostrado que pueden superar las expectativas, lo hicieron masivamente con los juegos y ahora podemos celebrar el éxito de esta nueva participación.
La ciudad, los vallenatos no solo lo necesitamos y estamos preparados, también nos lo merecemos. Solo así podremos seguir viendo muchas más veces nombres vallenatos en concursos prestigiosos como el de Casa de las Américas. Solo cuando se ven resultados es que se aprecian mejor los esfuerzos.
Nuestros paisajes se repiten en las pantallas chica y grande gracias a los impulsos constantes de iniciativas como las promovidas por Mincultura. Éste debe ser solo el primero de muchos que nos convoquen a valorar, pero más especialmente a degustar la belleza del cine y la televisión local, de sus protagonistas, y nuestros dirigentes creativos se dieron cita en FELVA.
Valledupar es un diamante cultural, la lectura es una más de sus aristas, quizás la que nos ayude a resaltar su esplendor con más fuerza ¡Todos con la FELVA!