Cada día es más nutrido y fortalecido el número de profesionales en éste país, ello en virtud a muchos factores; entre estos, facilidad y gratuidad de la educación, situación que no existía años atrás. Es más, en todas las ciudades capitales de Colombia se da el nivel competitivo, ofreciendo variadas áreas del saber.
Como podemos interpretar semestralmente, los entes territoriales, están “formando y sacando” centenares de profesionales; profesionales que rápidamente quedan cruzados de brazos ante la imposibilidad de ejercer su carrera, bien sea por la carencia de fuentes de trabajo para desempeñarse o por la falta de iniciativa de los profesionales para crear empresas o microempresas; ya no existen fábricas suficientes que transformen la materia prima y se incrementa la importación de producto terminado. Lo anterior, significa que cada día es más difícil lograr una oportunidad de trabajo ya que éstas escasean.
Sumado a lo anterior, la capacidad de los profesionales da risa, hecho sumamente preocupante que los profesionales de hoy no tengan la suficiente capacidad y eficiencia que los de décadas atrás. Es fácil averiguar y recordar que hace algunos lustros, no muchos, los profesionales brillaban por su rol y correcto desempeño, sin tener estudios adicionales, solo su ejercicio; en cambio hoy, se exigen estos para ser nombrados en cualquier cargo.
Otro hecho preocupante, lo constituye, que algunos profesionales han triunfado gracias al amor y sacrificio que han entregado al desarrollo de sus estudios desde el inicio mismo; es grato resaltar jóvenes de escasos recursos económicos que estudiaban y trabajaban simultáneamente y hoy son exitosos profesionales.
Alguna vez, ‘el campeón’ Edgar Perea, me expresó: “’Jairito’, para ser lo que soy, tuve que luchar bastante, pero algunos jóvenes del presente todo lo encuentran hecho, no construyen y el triunfo en general hay que construirlo”.
Sirva esta reflexión del ‘campeón’ para que las nuevas generaciones hagan un pare en el camino y mediten lo que está sucediendo, profesionales por doquier y poca eficiencia. Es probable que el sistema educativo requiera un cambio sustancial ya, y sea examinado periódicamente para el progreso del país, cosa que no aceptan, amparados por la fuerza sindical que arropa Fecode.
Urge en Colombia cambiar el sistema magistral convencional, dando paso a la innovación propia de la modernidad y que el Estado invierta más en el sector educativo. Es cierto que al educando se le debe exigir, pero el mensaje va articulado también al docente, para que se aparte de ese torniquete de conformismo que le ha caracterizado por más de medio siglo, reflejando un resultado paupérrimo; a lugar, de tal palo, tal astilla. Así mismo cobra importancia que los padres de familia interactúen con sus hijos al ejercicio de la actividad escolar; los padres deben ser exigentes.
Realmente la educación en Colombia anda mal, muy mal; el cambio que hablamos aquí, debe ser incorporado en los centros de formación que se llaman universidades.
Preguntamos: ¿Cómo debe ser el profesional que requiere Colombia? Debe ser más acorde con las circunstancias y la órbita en que vivimos, porque es preocupante, bastante preocupante que en muchas ciudades colombianas, profesionales con título universitario estén manejando taxi o moto; debe tener una formación que corresponda a las necesidades del lugar; solo así podemos tener unos profesionales aptos, capaces, idóneos, con resultados tangibles en su desempeño y no frustrados.
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