Por: JACOBO SOLANO CERCHIARO*
Un nuevo enfrentamiento se vive en la política colombiana, ahora son Presidente y expresidentes disparándose los unos a otros, únicamente, por quedar bien ante la opinión pública. Pero están logrando el efecto contrario, frente al pueblo que los eligió. Y todo obedece a celos políticos, el gran padecimiento que está afectado el ejercicio en todos los niveles, nunca antes se había vivido un afán de protagonismo tan marcado en nuestros líderes, para nada porque la política sigue siendo mal calificada en las encuestas.
Esta pelotera demuestra lo mal gobernados que hemos estado y que hay presidentes que no tenían el rótulo de estadistas y llegaron al cargo de carambola, por herencias políticas, influencia del narcotráfico o sentimentalismos coyunturales. No obstante, también es un reflejo de cómo la intriga domina el espectro político nacional, manejado con bastante incapacidad y mediocridad. Cuando se presenta una dificultad como el caso de el fallo de La Haya, en el cual, todos son culpables, lo más fácil es sacar el espejo retrovisor y comenzar a buscar responsables: Santos que fue Uribe, Uribe que fue Pastrana, Pastrana mira hacia atrás y ve a Samper, quien le responde y le saca otra cositas, pero antes lava sus culpas y dice que eso fue a sus espaldas y la enfila contra Pastrana que dolido se desquita y de paso la emprende contra Santos y su ministro de Justicia, a quien llamó “Camarero de Pablo Escobar”, sin embargo aunque sea cierto, le queda muy mal a un expresidente, por su investidura, manejar ese lenguaje; entre otras, el que ha estado muy calladito es César Gaviria, quien tiene mucho que explicar en este caso, debe ser que, como dicen, el que tiene rabo de paja no se acerca a la candela.
En fin, la política colombiana es un circo de expresiones salidas de tono, envuelta en cortinas de humo, en la que todos se ocultan para no responderle al país por la debacle del último tiempo. En lo que sí debemos ser claros es que la política, en un país con tantas necesidades, no puede convertirse en cuadrilátero permanente, no hay madurez para aceptar que al contradictor le vaya bien, el proceso de paz es el mejor ejemplo, hay celos de un expresidente como Pastrana que no logró llevarlo a cabo, Samper se mete buscando figurar, también de Uribe que no admite ninguna clase de acercamiento, y un delirio de persecución del gobierno que no acepta ninguna crítica. ¿Entonces? El procesos de paz no debe entrar en este tipo de controversias porque afecta su normal desarrollo y el gobierno tiene que entender que los que hacen críticas no necesariamente son francotiradores del proceso y tampoco usarlo como trampolín reeleccionista. Y los contradictores, deben permitir que se lleguen a acuerdos para saber qué es lo que se va a negociar. Sí se dejan llevar por celos políticos, sin reconocer nada y actuando como cavernícolas, esto se va a volver una gresca de grandes proporciones y el verdadero sacrificado es el país, que seguirá sin esperanzas de paz.