Se les ha metido en las cabezas a mis consejeros periodísticos Tío Chiro y Tío Nan que altos directivos, exrectores, docentes de carrera y hasta estudiantes estén sufriendo de delirios y perturbaciones que podrían llevar a la Universidad Popular del Cesar (UPC) al peor de los escándalos democráticos del país.
La esquizofrenia ocurre, según Tío Chiro, porque hay un afán desmedido por el poder y quieren elegir, el próximo 24 de mayo, a los mismos consejeros del pasado y a sus compadres del alma, como ha venido sucediendo en los últimos 25 años, cueste lo que cueste y por encima de la cabeza de quien sea.
Seguramente así pasará, porque este país corrupto nos tiene acostumbrados a este designio de una minoría que siempre se reúne para decidir. Nos llevan como corderitos al rebaño, a votar por el que ellos señalen con el dedo.
Ya en el pasado la aristocracia política se reunió y determinó crear el Frente Nacional para alternar la Presidencia de la República, entre liberales y conservadores, en una práctica maquiavélica.
Tío Nan dice que en la UPC se vive la misma realidad. Inclusive, se ha llegado al extremo que para elegir al consejero de las directivas académicas solo se inscribió el profesor Jaime Maestre Aponte, quien ya está reelegido y solo podría perder si el voto en blanco supera el 50 por ciento de la votación que es de 22 votos de los directivos. Dicen que más nadie se inscribió porque todo esta direccionado, es un candidato omnipotente.
También será reelegido el profesor Napoleón Durán, de quien dicen es la cuota leal del rector Carlos Oñate. Sin embargo, los casi 700 docentes de la universidad están furiosos con Napoleón porque durante los cuatro años que estuvo como miembro del Consejo Superior nunca movió un dedo para beneficios de los docentes y ahora se hace el mártir. Inclusive, no le dio participación ni a su segundo renglón Franklin Martínez Solano, quien ahora encabeza una lista –en disidencia- con la que espera derrotarlo, para brindarle una nueva cara a la institución.
En fin, hay candidatos y participan los mismos porque se afirma que el exrector Roberto Daza aspira tener su cuota en el CSU, porque ya no está en la mermelada con el Rector a quien ayudó a elegir (¿será verdad?).
También se afirma que el congresista Ape Cuello y el Alcalde de Valledupar llevan candidatos, lo que indica que el fortín está que arde, mientras que grupos de estudiantes vienen desarrollando campañas para tratar de derrotar esas maquinarias desenfrenadas por el poder.
Aspiran tener sus áulicos en la institución para poder montar un nuevo rector, contando que en los próximos meses el Consejo de Estado tumbe al actual Carlos Oñate, contra quien cursa una demanda en dicha corte.
Ya en el pasado hubo toda clase de artimañas y constreñimientos en la UPC para acomodar a los candidatos y hoy todo se plantea igual, con la única diferencia que ya no se traga tan entero, pero el esfuerzo para derrotar a las maquinarias debe ser gigante, de lo contrario le seguirá saliendo el diablo a la comunidad upecista.
Lo cierto es que hay conductas muy ambivalentes en la UPC y quienes no se sacian del poder pueden terminar acabando con esta institución que mueve casi $100 mil millones de presupuesto al año, tiene 14 mil estudiantes y genera empleo a unas 600 familias vallenatas. Hasta la próxima semana.