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¿Es el Plan Centro otra peste?

Leía en las redes sociales de un emprendedor del Centro Histórico de Valledupar, un reclamo sin destinatario respecto a la crisis en las ventas que había afrontado el sector del entretenimiento y la recreación, por causa de las medidas sanitarias implementadas contra la pandemia del siglo, acentuada ahora por el retraso en los trabajos de remodelación y urbanismo del Plan Centro.

 Inexplicablemente, en el trino mi amigo salva de responsabilidad al señor alcalde de la ciudad, cuando si bien es cierto que las restricciones del confinamiento implementado para la prevención y control del Covid- 19, epidemiológicamente demandaban el cierre o limitación en el acceso de público a los negocios con alguna actividad social, exonerándolo de toda culpa; mientras que en la construcción de vías es diametralmente diferente, porque la correcta ejecución de una obra, la cual dicho sea de paso es muy necesaria y va a impactar favorablemente esa zona, si obedece a principios de planificación e interventoría, cuyo control y seguimiento está dentro del resorte de las funciones del burgomaestre y su equipo de planta o contratistas.

Sin ser especialistas en temas de ingeniería, no es difícil deducir que ha habido fallas en la programación de las labores, el trauma generado solo confirma que se ha debido incumplir cualquier cronograma propuesto a la interventoría o supervisión, dejando de lado la cimentación, construcción y remoción de escombros por tramos, lo cual evitaría que toda la zona céntrica de la ciudad se volviera un caos al mismo tiempo.

Para la muestra un botón, no entiendo por qué en la carrera novena en el tramo comprendido entre la calle 14 y la 12, solo avisaron por medio de un oficio fotocopiado a los vecinos moradores y dueños de negocios, que al día siguiente levantarían la calzada sur a norte, pero con la sorpresa para todos que después de lograrlo suspendieron todo tipo de actividades, cuando debieron dejar ese sector sin intervenir hasta tanto no tener definido plenamente la continuidad y ojalá terminación de la obra.

Mientras tanto, la reivindicación económica que los comerciantes tenían planeada para fin de año, solo quedará en ilusiones frustradas por cuenta de los intríngulis administrativos y tramitologías contractuales, que los compromisos bancarios y deudas posteriores al Covid 19 no reconocen. Hoy los locales vacíos dan cuenta de la crisis del sector y su única compañía, son los letreros de ‘Se Arrienda’ que cada vez se dejan ver más en la zona.

Entonces no es tan cierto la inocencia de la administración municipal, presidida por nuestro amigo Mello Castro González, quien como alcalde está llamado a implementar integrales políticas públicas de reactivación económica y generación de condiciones atractivas a la inversión privada, capaces de generar empleo y riqueza en la lucha contra la recesión económica del confinamiento.

Así que señor alcalde, con el cariño de siempre le digo que llegó el momento de una exhaustiva evaluación a la gestión del equipo de gobierno y en el caso de las obras públicas, trate con especial atención la ejecución del Plan Centro, sobre todo teniendo en cuenta el tiempo que por la pandemia lleva cerrado el comercio, para que las obras de embellecimiento y ornato no sigan convirtiéndose en la otra peste, que sepulta la actividad económica de quienes ya viene sufriendo en un sector tan importante de la ciudad.

Un abrazo.

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Antonio_Maria_Araujo: