Por: Luis Napoleón de Arma P.
Colombia se debate entre la guerra y la paz; ese es el ambiente que se vive y se respira en las campañas electorales, en los cafés, en los corrillos, en Cuba y Colombia; los sectores democráticos y contestatarios hablan de paz, la derecha prefiere temas de guerra, aquí no hay términos medios, o es una o es la otra; no es posible pasar de agache, hay que meterse en el debate, del lado que más nos guste. Los aspirantes a una curul en el congreso de la república deberán decir de cual lado están y no llevarse sus secretos para cuando estén adentro, porque tendrán que legislar para el post conflicto y el elector necesita saber en qué manos han de caer las próximas legislaturas; la sustancia y el perfil de los aspirantes se pueden medir por las conceptos que emitan, si es que los emiten, y si no lo hacen es porque no tienen el valor civil para hacerlo o porque no les importa mucho la suerte del país.
Estamos en el filo de la navaja, la incertidumbre no da tregua. Por eso necesitamos gente con compromisos con el país, con la Nación y con la historia. La primera valoración que se debe hacer del aspirante a congresista es mirar por cual partido fue avalado y revisar su coherencia partidista; el aval se ha convertido en una mecánica de sumar votos, superar umbrales y apostarle a una bancada numerosa para mostrar fuerza de negociación y repartición parlamentaria. Estos son partidos diabéticoso propensos a la glucosa.
Hay temas que de suyo definen de qué lado está el candidato: una reforma política, la defensa de los derechos humanos y víctimas del conflicto; la democracia representativa con equidad y justicia social; salud y educación; políticas agrarias, minería, ambiente y paz, etc.
Este es apenas un pequeño test que sirve para medir al aspirante. No se pretende que este tome todas estas banderas, una sola es suficiente en su campaña, para defenderla o negarla, pero hay que saber para votar por él. Por su puesto, esto no debe tomarse como un plan de gobierno sino como un marco filosófico dentro del cual se debe hacer el control político al gobierno. En el congreso se enfrentarán a pares como ellos pero también con gente bien informada de lo que pasa en el país. Hacer el oso, ¿para qué?
PD.Lamento con dolor la partida de nuestro compañero Lucho González; recordaremos, por siempre, su estilo limpio y sin pasiones, así era su vida. A sus familiares mis más sentidascondolencias.
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