El escritor y catedrático Luis Barros Pavajeau me dijo que el año entrante el encuentro iba a ser mejor, que traería figuras internacionales; se refería al Encuentro de Escritores Cesarenses, que se llevó a cabo durante tres días en esta ciudad.
Lucho, como lo llamamos, sintió ese desencuentro interior, que todos experimentamos cuando algo nos queda bien, pero que nos hubiera gustado que quedara mejor, eso es cuestión de los creadores, de los artistas: no hay una satisfacción total; pero para los que asistimos fue de lo mejor, en nuestro campo, que nos pasó este año. Con solo escucharle su magistral intervención al abrir el evento, ya quedamos satisfechos, hizo gala de una vasta cultura literaria y de un manejo agradable del idioma, con un tinte didáctico que nos conmovió.
Y hubo más: la inauguración de la sala de lectura Luis Mizar Maestre, comenzó sus labores con el obsequio de una antología de las obras del autor, publicada por la Biblioteca Departamental, que este año ha batido record en las actividades culturales; y no es para menos, si su directora es una mujer incansable en manejar, diseñar y lograr los proyectos que concibe y que le proponen: María Victoria Celedón, además de su amabilidad con los que, por cualquier motivo nos acercamos a ella, nos muestra, sin proponérselo, su deseo de hacer más y más para que la gente sepa que en Valledupar hay valores, en las artes, que no pueden desconocerse.
María Victoria Celedón Simón, que es arquetipo de la mujer vallenata, con tintes de sangre española, que enfrenta retos, que se atreve, siempre con una sonrisa, ha organizado el grupo de panelistas que inaugurarán las fiestas de los cincuenta años de creación del departamento del Cesar; ya en Bogotá se llevó a cabo y fue un éxito; el primero de diciembre será en esta ciudad, luego en Curumaní y Aguachica y se presentará el libro antológico de obras de cuentistas cesarenses.
A María Victoria, a Lucho Barro, a su equipo de colaboradores, gracias por darnos ese espacio en el que se olvidó lo feo de la cotidianidad y nos metió en un ámbito en donde la poesía, las letras, la palabra nos mostraron que, a pesar de las tragedias, de los enredos, de la locura política, todo eso que vive el país, se suaviza con un afortunado verso, con una metáfora que nos deje pensando en que no todo está mal, o que nos llene de sueños y esperanzas.
Faltó la prensa, no quiero pensar que es por lo que siempre se ha dicho: que la cultura no vende; no, quizás la cantidad de sucesos trágicos, políticos e indígenas hayan llenado los espacios informativos. Fueron pocos los periodistas que nos acompañaron, pero muy valiosos, especialmente los directores de periódicos o publicaciones virtuales, amantes de las expresiones artísticas. Pero ahí seguiremos, si Dios nos tiene con vida, al lado de María Victoria y ayudando a que el deseo de Lucho, de hacer un Encuentro como él lo quiere, se haga realidad.