Tranquilidad y confianza refleja en su mirada, lleva la convicción plena del Dios que profesa y eso le da más que calma para afrontar las dificultades que día a día le plantan los entornos en los que, con mucha dedicación, lleva el evangelio como él mismo dice “de acuerdo con el contexto social”.
Se trata del párroco Rodolfo Reyes, quien dirige la Iglesia María Madre de la Unidad, ubicada en el barrio Nuevo Amanecer, al noroccidente de Valledupar. Precisamente allí sufrió el domingo el ataque de dos asaltantes que pretendían ingresar al templo y a quienes, en un acto que hoy es considerado por muchos como heroico, Reyes detuvo con la respuesta que le dio su instinto de guardaespaldas.
Y es que este hombre que ahora viste de sotana y cumplirá 46 años el próximo martes seis de agosto, se desempeñó durante siete años, previos a su ingreso a la vida religiosa, como escolta.
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“Casi no me dejan cumplir años”, reflexiona hoy sobre el hecho que tuvo que vivir hace tres días tras culminar la misa.
Mientras recuerda cómo fue el ataque de los asaltantes reconoce que la reacción que tuvo se debió al instinto que despertó su anterior oficio y por el que tiene conocimientos de defensa personal.
“Yo analizaba mi reacción y fue muy de escolta, porque uno se atravesaba para cubrir al protegido, uno tenía que poner el pecho para cuidar a quien estaba protegiendo y eso fue lo que hice. No porque lo pensara, simplemente me atravesé”, asegura.
Al mismo tiempo sostiene que la razón para que el arma del asaltante, que lo hirió con dicho objeto en su labio inferior, no disparara fue Dios. Aun cuando el atacante intentó accionar su revólver en tres oportunidades, ninguna de estas dio con el propósito que tenían y que, como comenta hoy Reyes, era el de matarlo tras las órdenes que le daba el segundo asaltante, quien conducía la motocicleta.
“Al escuchar que el arma no sonaba mi reacción fue lanzarme y ojalá evitar que no sonara más, pero alcanzó a sonar dos veces más, pero gracias a Dios, milagro de Dios que no disparó”, apunta.
Después de esto, el sacerdote oriundo del municipio de San Martín, Cesar, logró derribar al presunto ladrón tras propinarle un golpe con el que además el atacante perdió el arma.
Tras esto el hombre, que luego fue capturado por las autoridades y puesto en prisión, intentó huir, pero al tratar de subirse a la motocicleta que lo esperaba y donde aguardaba su cómplice volvió a caer al piso.
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Entonces, Reyes se abalanzó nuevamente sobre él y le dio otro golpe que provocó una reacción, tal vez inesperada, por parte del señalado como atracador.
“Mi reacción fue defensiva y le pego otro golpe y él me dice: ¿Usted no es padre? y yo en medio de la rabia le respondo que sí, pero tú me ibas a matar”, recuerda.
Tras ese cruce de palabras, quien conducía la moto tomó una piedra y la lanzó a la cabeza del padre, propinándole el golpe por el cual tuvo que recibir siete puntos de sutura.
Ante ese ataque, los dos hombres se dieron a la fuga.
SIGUE LA MISIÓN
A pesar de lo difícil que puede resultar volver a un lugar en el que vivió un episodio tan impactante y sobre el que ya ha alertado por la inseguridad que enfrenta la comunidad, Reyes continúa llevando su mensaje del evangelio.
Para esto, el párroco enfatiza en que siempre tiene presente un versículo del libro eclesiástico que reza: “Querido hijo, si quieres servir al Señor, prepárate para la prueba”. De la misma manera recuerda una promesa del Señor según la cual “nosotros por causa del evangelio recibiremos cien veces más en persecuciones, en acusaciones, en todo lo que corresponde y somos presa fácil para ellos porque uno trata de vivir en el evangelio”.
Un ejemplo de su empeño para seguir adelante es que este mismo lunes realizó su primera ceremonia religiosa tras el intento de asalto.
Para hoy también está programada, por la tarde, otra misa en la iglesia de Nuevo Amanecer, donde la comunidad, tras el altercado, puso un letrero a las afueras del templo que expresaba que no había misa.
“Tenemos que ser valientes, dice el Señor: el que pierda su vida por mí, la encontrará y eso es lo que estamos haciendo”, sostiene Reyes.
EXPUESTO
Más allá de todo el optimismo y la calma que transmite el párroco, hay situaciones con las que todavía debe lidiar.
Como él mismo comenta, en el barrio Nuevo Amanecer lo han amenazado en dos ocasiones y en Francisco Javier, donde también oficia como cura, ha tenido que sufrir robos.
“Han roto las ventanas, han sacado los cables del sonido, han hecho robos de mediana cuantía, quizá el robo más significativo para mi es el del cáliz”, narra el religioso.
Justamente, el hurto de este vaso sagrado, que ocurrió hace 20 días, es el más significativo para el cura por el simbolismo que esto representa.
A pesar de esto ha sido poco lo que se ha hecho para responder a los reclamos tanto de Reyes como de las comunidades de estos sectores. De hecho, el lunes que volvió a oficiar ceremonia tras el intento de asalto, solo hasta el final de la celebración fue que tuvieron acompañamiento policial.
“Hoy justamente hablaba con el alcalde de la ciudad, lo invito a que mande la presencia de quienes corresponden, Planeación, alumbrado público, para que metan la mano y entiendan que es una comunidad que lo necesita”, agrega.
Mientras tanto, lucha por seguir utilizando el evangelio para iluminar la transformación social de estos sectores que tienen que lidiar con problemas frente a los que, indica Reyes, “se da por el compromiso de todos”.
Por: Daniela Rincones Julio / EL PILÓN
daniela.rincones@elpilon.com.co