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En la Ciénaga de Zapatosa siguen pescando taruya (II)

Un serio problema ecológico

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Por Juan Rincón Vanegas
juanrinconv@hotmail.com

Mientras los pescadores seguían sacando taruya para  abrirle espacio al agua y solucionar el grave problema ecológico, al Puerto Arenal de Chimichagua llegó el compositor Julio Ostia, para entregar un cargamento de conceptos sobre el problema. Palabras más, palabras menos dijo que tenía en la parrilla de su memoria una canción titulada: ‘Taruyama’, donde en versos relata la realidad de la Zapatosa y pide mayor atención a ese y los demás factores que la tienen en estado de coma.
Estando en esas y entre todos los que lo escuchaban lanzó un reto para que no fueran mirones y se midieran a versos. Entonces, invitó a una ‘piqueriatón’ por la Zapatosa. En ese momento nadie se le midió, pero en Valledupar el verseador Andrés Emilio Beleño, al ver las gráficas y conocer la invitación de inmediato la aceptó y lanzó un repertorio de versos:

La virgen La Inmaculada
una virgen santa y pura,
la taruya a la cintura
la tiene muy preocupada.

La cosa se ha puesto dura
yo no se pa’ onde va esto
las canoas están en el puerto
huyéndole a la taruya.

Los pescadores no salen
pa’ ve si cogen pescao
porque pasan ocupao
limpiando los taruyale.

Si la taruya se saca
y se pone a seca afuera
puede serví pa’ cartera
pa’ que luzcan las muchachas.

Ninguna navegabilidad

Al problema de la multiplicación de la taruya se suma que el tránsito de las chalupas entre los puertos de Chimichagua a Saloa y distintas poblaciones de la región está paralizado desde hace dos meses. La mayor afectada es la Cooperativa Cootraversachi donde laboran directamente 22 personas. Cada chalupero reportaba un promedio de 350 mil pesos diarios. También los negocios ubicados en el puerto principal están cerrados debido a que no hay playas, ni tampoco visitantes. Las pérdidas son incalculables porque es el puerto que recibe la mayor cantidad de personas, principalmente los fines de semana. De esta manera se anota que el turismo está en cero y los hoteles, residencias, restaurantes y estaderos han bajado considerablemente sus ventas. El que gana con la situación presentada es el transporte terrestre, porque el fluvial está cerrado.
Todos en Chimichagua piden pronta solución, pero algunas mujeres se dedican a sacarle provecho a la taruya. Es así como el tallo de esta planta acuática sirve para elaborar bolsos, carteras y porta celulares, entre otras artesanías.
En total son 15 artesanas independientes que realizaron a través del Sena un curso de Cestería. Como cosa curiosa cuando se realizó el aprendizaje compraron por 25 mil pesos una arroba de taruya que al secarse quedó en dos libras y cuatro onzas. Ahora esa planta debido a la abundancia, no la quieren ni regalada, ni tampoco alcanzan las manos para trabajarla.
“Nosotros nos dedicamos a esta labor para ganarnos un dinero ante la difícil situación que se afronta, pero necesitamos mayor apoyo para montar una tienda o sacarlas a la venta a Valledupar y distintas ciudades del país. El precio de estas diversas artesanías varían de acuerdo al tamaño, pero relativamente son baratas”, dijo Berenice Anaya de Palomino.
En Chimichagua las artesanías elaboradas con taruya están de moda y muchas jóvenes las lucen con orgullo. “Estas cosas que se hacen con taruya son muy llamativas y gustan mucho”, expresó la joven Jenny García.

La flor de la taruya

En medio del alto volumen de taruya que cubre la ciénaga de Zapatosa, una joven analiza la situación del taponamiento de otra manera al tomar en sus manos una flor de la planta acuática y admirar su belleza, su color lila y la manera en que la brisa la abanica. “Ella es la reina del jardín de las taruyas y su color hace juego con el verde que ahora viste a la ciénaga de Zapatosa”, dice Saraima Morales Ramos, la única que mira positivamente el fenómeno que no se vivía hace más de 60 años, según comentó ‘Lucho’, un viejo pescador que colgó su atarraya para que la tomaran sus hijos, que hoy por la fuerza han tenido que dejarla quieta y darle vacaciones a los peces que son su sustento diario.

Aspecto biológico de la taruya

Nombre científico o latino: Eichhornia crassipes
Nombre común: Jacinto de agua, Camalote, Camalotes, Lampazo, Violeta de agua, Buchón, Taruya
Familia: Pontederiaceae (Pontederiáceas).
Son consideradas malas hierbas, que pueden ‘taponar’ en poco tiempo una vía fluvial o lacustre. Especie flotante de raíces sumergidas.
Carece de tallo aparente, provisto de un rizoma, muy particular, emergente, del que se abre un rosetón de hojas que tienen una superficie esponjosa notablemente inflada en forma de globo que forma una vejiga llena de aire, mediante la que el vegetal puede mantenerse sobre la superficie acuática.
En verano produce espigas de flores lilas y azuladas.
Las raíces son muy características, negras con las extremidades blancas cuando son jóvenes, negro violáceo cuando son adultas.
Las raíces constituyen un excelente soporte para el desove de las especies ovíparas (carasisus, carpas, etc.).

Se cultiva a una temperatura entre 20-30ºC.

Necesita aguas estancadas o con poca corriente e intensa iluminación.
Esta especie está considerada entre las 100 especies más invasoras del mundo por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, UICN.

Categories: Crónica
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