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El Nobel para Vargas Llosa

Las letras hispanoamericanas están de fiesta. Uno de los suyos, grande entre los grandes, el escritor Mario Vargas Llosa, recibió ayer por la mañana la buena noticia: Premio Nobel de Literatura 2010.
El Nobel a Vargas Llosa, al cual había sido postulado varias veces, es un tardío pero justo reconocimiento a una obra literaria monumental, con todos los méritos estéticos, humanos e idiomáticos para recibirlo.
En efecto, miles de sus seguidores en Hispanoamérica habían perdido la esperanza que el premio le fuera otorgado, debido a las misteriosas motivaciones filosóficas, culturales – y hasta políticas- que se mueven detrás del premio nobel, y en particular del de literatura.
Recordemos que Mario Vargas Llosa nació el 28 de marzo, en Arequipa, Perú, en 1936. Pasó sus primeros años en Cochabamba (Bolivia), hasta 1945 cuando su familia vuelve a Perú y se instala en la ciudad de Piura.  En 1953 comenzó a estudiar Derecho y Letras, en Lima; luego, en 1959 viaja a Madrid (España), a estudiar un doctorado y luego se instala en París. Vargas Llosa ha vivido la mayor parte de su vida en Europa, principalmente entre España, Francia e Inglaterra.
Al principio de su carrera ejerció el periodismo en radio y prensa, en el Perú, época de la cual surge la que se considera una de sus primeras novelas: “La Tía Julia y el Escribidor”.
La prosa de Vargas Llosa es una de las más elegantes de la lengua castellana y toda la literatura moderna. Su obra es una de las más versátiles de la creación literaria universal, ha incursionado en la novela, el cuento, el relato corto, el ensayo, el teatro y en el periodismo de opinión, entre otros géneros.
La novelística del escritor, en especial, abarca desde la denuncia social, la historia, el erotismo, la política, el humor, la violencia, etc, con un magistral dominio del lenguaje, una ratificación de su amplia cultura, su humanismo y un profundo conocimiento de la sicología humana.
Entre sus obras más conocidas están: La Ciudad y los Perros, la Tía Julia y el Escribidor, Conversación en loa Catedral, Pantaleón y las Visitadoras, Los Cuadernos de Don Rigoberto, la Fiesta del Chivo, El Pez en el Agua; Elogio de la Madrastra, El Paraiso en la Otra Esquina, Travesuras de la Niña Mala y el Sueño del Celta, entre muchas otras, que reseñaremos en próximas ediciones.
Pero, tan importante como lo prolífico de su obra, es la profundidad de la misma, su manejo del suspenso, del humor, la intriga, el interés y todos los trucos del buen escritor que se traduce en esa capacidad de atrapar al lector y no dejarlo libre fácilmente. Y así lo reconocen editores, comentaristas de su obra y expertos en literatura hispanoamericana, tanto amigos como enemigos de la misma. Ese trabajo literario ha sido constante y sistemático, con una creatividad que se refleja en la capacidad de superar sus obras anteriores, en cada nuevo libro.
A la vez, tan valiosa como su obra literaria ha sido su compromiso con la democracia, la libertada, a través del periodismo de opinión y su crítica a los extremos de izquierda y derecha, que le han valido más de una controversia que el ha sabido librar con la altura intelectual y la claridad que caracteriza su pensamiento y su pluma.
Un acierto el de la Academia Sueca de la Lengua, que  consagra, aún más, a este extraordinario escritor, al lado de figuras como el Guatemalteco, Miguel Ángel Asturias; Gabriela Mistral y Pablo Neruda, Chilenos; Gabriel García Márquez, colombiano, Octavio Paz, México. Ahora, con Mario Vargas Llosa, América Latina completa seis premios nobel, uno más que la madre patria España.
Lo bueno del premio, además de su valor monetario,  equivalente a millón y medio de dólares; insistimos, es el reconocimiento de una gran obra literaria, y además la gran difusión y novedad para la misma, con ocasión del Nobel. Congratulaciones con el hermano pueblo peruano, aunque consideramos que la obra de Vargas Llosa es de toda América Latina, de Europa y del mundo.

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