A casi una hora en carro de la zona urbana de Valledupar, una investigadora local encontró el lugar ideal para aplicar los resultados de un proyecto académico de meses: producir biogás a base de excretas de vacas y chivos.
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Ubicada en la vereda La Guitarra, en las instalaciones de la finca La Esperanza, además de energía solar, ahora cocinan día y noche con el biogás producido con las excretas que antes desechaban.
La protagonista de esta historia es la ingeniera de Minas Yasuanna Britto López, ahora maestrante en Sistemas Energéticos Avanzados, donde ha podido aplicar su pasión por la producción de energía y materiales químicos de forma alternativa.
“Aprovechando que la región es ganadera y estamos entre los 10 departamentos con mayor producción de caprino, quisimos hacer una cogedigestión entre la excreta de vaca y la de caprino, para ver qué tanto biogás producían, y concluimos que la codigestión es bastante óptima”, relata Britto López.
Rodeada de una improvisada cerca, en una biobolsa geotextil negra de más o menos 3 metros, con dos orificios, de entrada y salida, se consuma la magia: agua y estiércol de chivos y vacas de la finca se degradan durante varios días, ayudados por las propias bacterias y microorganismos, hasta que surge el metano.
“Hablamos que este sistema genera gas para 5 horas de uso aproximadamente, una persona podría cocinar las 3 comidas fácilmente… Si dejaran de comprar la pimpina de gas, e hicieran una alcancía, en 4 años más o menos tendrían el costo del sistema…. y este tiene una vida útil de 30 años. Tendrían 26 años aproximadamente de ganancia…”, agrega.
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Como ella, en diferentes regiones del país, como Manizales, colegas investigadores también iniciaron el aprovechamiento de la degradación de las excretas para producir metano y llevar el gas a zonas rurales donde no cuentan con el servicio.
Además de reducir la emisión de gases de efecto invernadero, es un proyecto ambientalmente sostenible porque reemplaza la leña, desestimulando así la tala de árboles. Sin contar que en la finca La Esperanza del corregimientos de Aguas Blancas, desde que llegó el biogas la cocina ya no se inunda de humo a la hora de preparar la comida.
Y a lo anterior se le agrega que los desechos de la degradación no se botan, al contrario, son aprovechados como biofertilizante para las cosechas de la finca. Incluso, junto al semillero de investigación proyectan aplicar el biofertilizante en la zona minera del Cesar donde están restaurando terrenos que antes fueron explotados para sacar carbón.
MEJORAR LA MEZCLA
Dentro de los resultados de la investigación, financiada por la Fundación Universitaria del Área Andina, se encontró que la temperatura de la región, normalmente superior a los 30°, ayuda en la óptima generación de biogás por este método de biodigestión anaerobia.
Pero también, relata la investigadora, sorprendió que dentro de la mezcla de las excretas de chivo y vaca, la primera da mejores resultados. “Se está en fase uno, que es de monodigestión. En enero comenzamos a hacer las mezclas. Obtuvimos que la mezcla óptima, esto es la que más genera gas, es 75 % de peso de excretas de chivo y 25 % en excretas de vaca”, cuenta Yasuanna Britto.
Además de encontrar la mezcla ideal, proyectan conseguir un reservorio, que es como un cilindro, donde podrían guardar el gas y aumentar la presión para que llegue más constante.
DEMANDAS SOCIALES
Según los datos del Dane, en el Cesar el 42,2 % de la población vive en la zona rural. Resulta, que de todos los servicios públicos esenciales, el gas natural es el de menor cobertura en el departamento. Solo el 67,2 % de los cesarenses cuenta con gas natural en su casa: el otro 32,8 % está cocinando con leña o bombonas de gas.
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“Importante que las personas y los entes competentes se interesen en poder replicar estos modelos de sostenibilidad para el campo, llevar energía limpia y poder generar un cambio: que disminuyamos el consumo de leña y carbón en el campo del Cesar, y poder brindar biogás y autoabastecimiento energético. Con el apoyo del gobierno sería mucho más fácil llegar a esos lugares… Pero estamos dando un primer paso, y es la sinergia entre la universidad y la comunidad”, sostiene la investigadora. Durante el desarrollo del proyecto, agrega, encontró casos exitosos y masivos en países como Cuba, Costa Rica y Brasil.
Cuando en el Cesar se demanda a las autoridades priorizar los recursos, se habla justamente de proyectos que incentiven la creación de conocimientos que aportan a mejorar la calidad de vida de las personas. Por eso, será fundamental que las alcaldías y gobernaciones estimulen este tipo de investigaciones y ayuden a masificar los resultados de las que ya empezaron.
POR: DEIVIS CARO/EL PILÓN