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El vallenato del Magdalena Grande

El territorio llamado “Magdalena Grande”, subregión del Caribe Colombiano conformada por los hoy departamentos del Magdalena, Cesar y Guajira (divisiones político administrativas creadas en 1965 La Guajira y en 1967 el Cesar), después de más de un siglo de iniciarse el sincretismo de tres culturas (indígena, negra y europea) a partir de la conjunción organológica de sus instrumentos en la manifestación musical del vallenato tradicional, es el territorio en que nace y se desarrolla la mayor expresión de su identidad cultural, como lo es, la Música Vallenata Tradicional.

Quien diga que esta manifestación nació en la Guajira o en el Cesar no está haciendo honor a la verdad histórica. Ni nació en La Guajira ni se le llama vallenato por ser de Valledupar.

Aquellas personas que afirman esta desinformación lo hacen alimentados por un arraigado sentimiento regionalista, malsano, que no nos permite avanzar en una misma dirección, empujando todos para el mismo lado, hacia la consolidación y reafirmación de una identidad cultural regional desligada de accidentes político administrativos coyunturales.

Estoy de acuerdo con el postulado de reconocidos historiadores que definen el término vallenato como un concepto significante, de carácter regional, en el que su descomposición nos indica que lo que llaman vallenato (música o gentilicio), lo nacido en el valle (nato del valle). ¿De cuál valle? Del Valle del Cacique Upar (de ahí Valledupar). ¿De cuál Cacique Upar? Aquel líder indígena que gobernara en una región cuyos alcances territoriales estaban dados por el llamado “Magdalena Grande” (en gran parte de los hoy departamentos del Magdalena, Cesar y Guajira).

Desde Barrancas, en la hoy Guajira; desde Ciénaga, en el hoy Magdalena y hasta Tamalameque, en el hoy Cesar, abarcando todo el valle del río Cesar, entre la Sierra Nevada de Santa Marta y el norte de la Serranía de Perijá, limitando con el río Magdalena.

Es decir, que aunque no nos guste, el nacido en Barrancas, hoy Guajira, es Barranqueño vallenato; el nacido en Ciénaga, es cienaguero vallenato y el nacido en Valledupar, es valduparense vallenato, término que se ajusta a todos los gentilicios de los municipios que componen este territorio.

Y además, aunque no nos guste, las grandes figuras que le han dado lustre y han hecho historia en la Música Vallenata Tradicional, no son ni cesarenses ni guajiros, son magdalenenses, ya que nacieron antes de 1965, en el caso de La Guajira y antes de 1967 en el caso del Cesar.

Este regionalismo malsano ha propiciado que tanto en La Guajira como en las sabanas del viejo Bolívar se haya creado un recelo dado por el nombre que ha recibido esta manifestación cultural, de orden regional, como lo es el término “vallenato”. Se dice que no debía llamarse vallenato porque no es de Valledupar (ya escribí que no lo era) y que debía llamarse “música de acordeón”; para corroborar esto, en el “Viejo Bolívar” se dice que allá no existe el vallenato sabanero y en la Guajira han instituido un festival vallenato con “nuevos aires”, argumentando que lo que se escucha comercialmente es una variación del vallenato.

Otros dicen que el vallenato no está en riesgo, sin aclarar que lo que pretende el PES (Plan Especial de Salvaguardia para la Música Vallenata Tradicional) es preservar la tradición, el patrimonio, la identidad cultural regional; claro que al vallenato al que se refieren no está en riesgo, el que interpretan Silvestre Dangond, Kvrass, el nuevo Binomio de Oro, Nelson Velásquez, “Pipe” Peláez, el nuevo Omar Geles, etc.

Al que llaman “vallenato” por utilizar su formato tradicional (caja, guacharaca y acordeón), pero sin interpretar ninguno de sus cuatro aires (son, paseo, merengue y puya). A la que deben llamar “música de acordeón” es a la que está sonando comercialmente, la cual es la que más daño le está haciendo a la mayor expresión de nuestra identidad cultural.

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Carlos Llanos Diazgranados: