X

El servicio más caro del mundo

MISCELÁNEA

Por: Luis Augusto González Pimienta

Con la venia de mi amiga Nurys Pardo me voy a meter en sus terrenos para relatar dos casos ocurridos a un mismo individuo, propietario de apartamento en Bogotá y de casa en Valledupar, con la facturación del servicio de energía eléctrica. Lo primero que debo precisar es que ambas propiedades están dotadas en su totalidad de luces fluorescentes que reemplazaron a las incandescentes, lo que significa un ahorro del 40 por ciento en el consumo, y que las dos propiedades pertenecen al mismo estrato.

La distribución y comercialización de energía eléctrica en Bogotá corre por cuenta de Codensa y la de Valledupar por Electricaribe, ambas de mayoría accionaria española. Codensa es filial del grupo Endesa, la primera empresa eléctrica privada de América Latina y tercera en Europa por capacidad instalada, y atiende a Bogotá y a 96 municipios localizados en los departamentos de Cundinamarca, Tolima y Boyacá. Electricaribe atiende a la Costa Caribe colombiana y es la tercera en su género después de Codensa y la EPM.

El sujeto de nuestra historia partió de vacaciones de fin de año y cerró su apartamento bogotano y su casa vallenata por un mes. Al primero no hubo necesidad de contratarle celaduría, a la segunda sí, pero dejándole al vigilante el acceso únicamente a la cocina (de estufa de gas, se aclara) y a los garajes, y no a la zona social ni a los dormitorios. Por manera que el consumo de luz era bien poco, pues no había lugar a encender aires acondicionados, ni televisores. A lo sumo, un par de luces.

A su regreso encontró las cuentas del servicio de energía de los dos inmuebles. La del apartamento en Bogotá marcaba cero pesos, como debía ser. Repito: cero pesos. La de la casa en Valledupar señalaba algo más de 350 mil pesos. Inaudito.

No alcanzó a protestar por la facturación cuando a su puerta llegó una cuadrilla de Electricaribe a investigar por qué el consumo había descendido en un 50 por ciento, presumiendo de inmediato un fraude. Los pájaros tirándole a las escopetas, porque la verdad es que o el contador está acelerado (recuérdese que en algún tiempo les llamaban ‘montoyas’ por la velocidad) o cobraron por promedio, lo cual está prohibido, porque la suma facturada era exorbitante. Pero no, el culpable era el vacacionista que indignado les impidió el ingreso a su casa.

Lo que siguió es para Ripley. Le bajaron el contador, probablemente para acelerarlo más, y le iniciaron una investigación administrativa por presunto fraude. Una de las estupideces que se alcanzaron a deslizar insinuaba que debía darse aviso cuando se fuera a dejar sola la morada por motivo de viaje. ¡Como no! Se da ese aviso y al regreso a lo sumo se encuentra el lote.

De estos episodios surge la necesidad de ponerle competencia a Electricaribe. Se requiere con urgencia de otro operador, así como en su momento se hizo con la telefonía y con la aeronavegación, cuyos monopolios resultaron gravosos para la comunidad. Los abusos tarifarios de Telecom y de Avianca fueron controlados únicamente con el ingreso de otros operadores. Hagamos lo mismo con la comercialización y distribución de energía.

Pero que no se quede en promesas, como la del alcalde de los indios que en campaña hizo el ofrecimiento y después ni se acordó del tema. Ahí tienen material los recientemente elegidos congresistas, sangre fresca, para que demuestren su liderazgo.

Categories: Columnista
Luis_Augusto_Gonzalez: