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El perfil, estilo y ranking del columnista

El columnista es un informador de opinión y cada cual da de lo que tiene; “lo que natura no tiene, Salamanca no presta”, dice el refrán español. Debe ser centrado y tener capacidad de síntesis. Unos son más letrados o amenos que otros, el estilo es una marca. Debe ser coherente y oportuno en los temas tratados; la gama es amplia.

 A algunos les gusta la denuncia, a otros los hechos políticos, muchos prefieren lo parroquial: el hueco de la calle, los eventos familiares, el deporte, la farándula. Otros escriben para un sector específico lo cual les resta lecturabilidad. La diversidad temática es saludable. Los hay duros, blandos e intermedios. El lector también es diverso: a unos les gustan los temas relativos a sus profesiones u oficios, otros prefieren el urbanismo, la seguridad; hay para todos y eso es válido. 

Incluso, hay temas sosos que tienen público, a nadie se le puede quitar el derecho a ser bobo. En el rango de los duros estarían Hernán Maestre y Hugo Mendoza. Hernán es un ambientalista consumado, todo el tiempo escribe sobre esto, lo hace bien; es un tema poco apetecido, pocos lo tratan no obstante su universalidad; desconozco su lecturabilidad y sería una lástima que no lo lean. Algunos dirán que es monotemático; yo creo que es un defensor de principios vitales. Escribir una columna cada semana no es fácil pero hacerla sobre lo mismo es una proeza. 

Hugo escribe sobre temas jurídicos dirigidos a abogados y estudiantes de leyes; es como una cátedra. Dentro de los blandos yo incluiría a José Manuel Aponte a cuyos lectores les gustan las pequeñas cosas, esa es la viña del señor. No tengo espacio para perfilarlos a todos. Me incluyo dentro de los duros; por mi formación (ingeniero industrial) me gustan los temas socioeconómicos y políticos, los que rigen la vida de un país; deben ser demostrativos, comparativos, argumentativos y contener cifras que muestren tendencias pese a que a muchos columnistas y lectores les aburran. 

Escribo para un segmento de multiplicadores sin importar el rating. Las cifras carecen de ideología, son indicadores fácticos para informar al lector, sin ellas no es posible construir un mundo. Las cifras son las que miden y develan a un gobierno de cualquier nivel, para bien o para mal. Como Hugo y Hernán, tengo un segmento muy limitado de lectores así que una encuesta sobre nosotros resultaría sesgada porque el universo es acotado. Es difícil valorar o hacer un ranking de los columnistas porque no siempre lo más leído es lo mejor; apuesto que el Quijote es más leído que la teoría de la relatividad; hubo una época en la cual lo más leído por los jóvenes eran los “paquitos”. 

Esto lo vemos en la música: hay temas que pegan sin ser buenos. Además, según el educador Julián de Zubiría, solo el 0.9 % de los colombianos hace lectura crítica. La valoración por encuestas no siempre es veraz sobre todo si estas se hacen por telefonía fija para la cual se requiere que el  85 % de la población tenga una suscripción y esa condición no la tenemos. A veces no le pregunta a quien deben hacerlo. La decepción al escribir e informar nos la da la baja lecturabilidad, así se haga con partitura; solo el 13 % de los colombianos lee algún periódico cada día (Cámara del Libro) y en el Cesar las cifras podrían ser mucho menores. Acostumbro a enviar por redes sociales mis escritos a mis grupos de chat y messenger pero recibo pocos “likes”. Más, seguiré haciendo pedagogía como en la parábola del sembrador, algo germina y algo queda.

Categories: Columnista
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