“El palo no está pa’ cucharas”, decía mi abuela cuando la crisis soterraba la tranquilidad en el pueblo, y esa frase nos conlleva hoy a analizar los dos factores que tienen sumida a la humanidad en la más profunda crisis de los últimos años. La dificultad económica y los horrores de la salud, una cosa muy de la mano con la otra.
Encerrarnos y prolongar la cuarentena de marzo del año 2020 hasta hoy que seguimos padeciendo de nuevas medidas restrictivas, nos llevó a que muchas empresas se quebraran, el índice de desempleo se fuera a las nubes y la economía informal llegara a los más altos niveles.
La resiliencia se puso de moda, el plan rebusque nos puso a todos a pensar en emprendimientos de toda clase y esa palabra caló en el pensamiento de todos: niños, jóvenes y adultos. ¡Debemos ser emprendedores!
Estamos viviendo la transformación del virus, ya conociendo su agresividad mucha gente no toma la situación con el debido respeto, con la conciencia del autocuidado y siendo responsable ante esta crisis que nos afecta a todos.
Pero fíjense que en medio de tanto dolor de muerte, de despedidas sin abrazos y lágrimas de lejanía, donde no podemos despedir a nuestros familiares, ni amigos, ni a nadie, existen otras cosas que nos ponen a pensar, las razones por las cuales nuestros dirigentes son tan perversos; en medio de la corrupción que campea en todos los sectores, la violencia que se recrudece, la falta de oportunidades para los más necesitados y el apoyo desmedido que se le brinda a los más ricos y poderosos, a los dueños de grandes empresas, mientras aquellas empresas que intentan sostenerse y proteger a sus diez o quince empleados, para ellos no hay salvavidas.
Para que el pueblo sea quien salve a los más poderosos, ahí tenemos una reforma tributaria, quizás la más dura que haya conocido el país, que le saca el dinero a los que menos tienen y le brinda poderío al que más tiene. Corazón grande y mano dura.
Mientras se impulsan nuevas reformas que ayudan a los entes de control, ¿entes de control?, que el mismo gobierno maneja, se precisan facultades extraordinarias para que el presidente pueda ampliar plantas de personal y asignar onerosos sueldos. Aquí es o todos en la cama o todos en el suelo.
El gobierno Duque exige austeridad a los que ganan el salario mínimo, y en cambio fíjense que de manera veloz en diciembre del año 2020 se aprobó una reforma constitucional del código electoral impulsada por el registrador Alexander Vega y el propio presidente; el resultado fue aumentar el presupuesto de la entidad en 122 % y para el nuevo código electoral se asignaron recursos por un billón de pesos, ¿a cambio de esto qué ofrecemos señor registrador?
Infame actitud, pero seguimos con el rabo entre las piernas y eligiendo a los mismos cada cuatro años. “El palo no está pa’ cucharas”, decía mi abuela. ¡A despertar por favor! Sólo Eso.