Aunque distintos, el Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar y el Festival de la Leyenda Vallenata, tienen la particularidad de ser expresiones culturales donde al pueblo le gusta hacerse escuchar. De ahí que, la denominación empleada para referirse al público que asiste cada febrero a la Quinta Vergara de Viña del Mar sea ‘El Monstruo’. Ello, al atribuírsele a éste las habilidades de quien sabe y conoce de música y se encuentra ansioso por ejercer su veredicto en cada presentación.
Así como el monstruo chileno, al Parque de la Leyenda Vallenata ‘Consuelo Araujo Noguera’, asiste un monstruo que está dispuesto a opinar año tras año y entiende que lo único que no cabe es callar. Si bien no lo hace con la misma intensidad y poder que se le otorga al chileno, el público que asiste en Valledupar se hace escuchar; es más, entre nosotros ‘El monstruo’ es toda la ciudad que al final del evento expresa si el mismo quedo bueno, regular o mal.
Este año, el monstruo de Viña del Mar entendió una vez más que Carlos Vives no tiene igual. Carlos se entregó y aquel monstruo le respondió. Y aunque el Festival Vallenato está por empezar, desde ya nuestro monstruo está viendo en Vives el cariño que expresa a Valledupar.
Que Vives tenga reconocimiento, pareciera no sorprender, pero lo que sí deslumbra es que siga siendo el mismo que hemos visto desde años atrás. Ahí hay un ser humano, un hombre, que si bien no pretende ser perfecto, si intenta ser cada día mejor persona entregando todo en aquello que cree.
Vives se ha esforzado por poner su grano de arena en esta versión del Festival Vallenato y no ser sólo la cara y nombre del afiche que lo promociona. Este año, los vallenatos hemos visto un homenajeado activo, interesado por nuestra ciudad y nuestra cultura a pesar de no ser oriundo de la misma. Este año, Vives nos ha mostrado la participación que debe tener y que se merece aquel que sea homenajeado.
Por su sencillez, su autenticidad y su dedicación, es fácil observar por qué el bien llamado “monstruo” de cada lugar del mundo a donde llega su música, conózcalo o no, lo percibe no solo como el gran artista que es, sino como aquel enamorado de su tierra y la tradición de la misma, lo cual hace y merece, que el monstruo sea él.