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El miedo, su único recurso

Se ha vuelto costumbre inveterada en el país instituir un enemigo que nos acecha y que busca acabar con nuestra maltrecha democracia; esta práctica se ha vigorizado en las últimas campañas electorales, por eso, escuchar hablar de castrochavismo se volvió recurrente, al punto que fue la bandera que enarboló en las elecciones anteriores el partido político que hoy gobierna los destinos de Colombia.

El propósito es claro: al adolecer de propuestas serias que despierten el optimismo de la ciudadanía y nos permitan avizorar un futuro promisorio, apelan al recurso del “miedo”, sin importar que estas acciones carezcan de un sustento real que se pueda soportar con pruebas fehacientes, permaneciendo solo en enunciados vacíos que dejan entrever las intenciones perversas de quienes siempre han querido distraer la atención del país y se empeñan en que se sigan ignorando las causas reales de los males que nos agobian como nación.

Escuchar la entrevista hecha a Paloma Valencia por parte de la periodista Vicky Dávila, en la Revista Semana, permite corroborar una de las tantas muestras que evidencian tan dañino ejercicio.

Sin sonrojarse, la senadora Valencia se dirige a la opinión pública aseverando que existe un plan orquestado por el gobierno cubano para intervenir en las próximas elecciones presidenciales, sin una sola prueba, ni un argumento sólido que merezca un análisis serio.

Estas manifestaciones se las escuchamos con frecuencia a los miembros del partido Centro Democrático, todos ellos proclives a la difamación; quienes como Don Quijote de la Mancha crean enemigos imaginarios sin contar con un Sancho Panza que les advierta su equívoco absurdo; esto, por tratarse de una estrategia diseñada con cálculo electoral, dejándole  réditos tanto en el plebiscito por la paz, como en la última elección presidencial; ambas campañas caracterizadas por la inundación de mentiras en redes sociales.

Creer que Cuba, con los múltiples problemas que hoy la agobian, esté pensando en intervenir en las elecciones nuestras, resulta ingenuo e inverosímil. Como país, no contamos con ningún atractivo que seduzca a nación alguna y la motive a meter las narices en las complejas problemáticas que nos abruman como sociedad.

No deja de causar inquietud que se diga que Cuba tiene la capacidad de incidir en las elecciones de Colombia cuando quien gobierna es precisamente el partido de Paloma. No entiendo cómo podrían hacerlo; ello sugiere que Cuba es una potencia con una infraestructura, logística y tecnológica superior a la nuestra, lo cual está lejos de la realidad.

Era de esperar este proceder. Al disiparse la guerrilla de las Farc, el enemigo interno desaparece -por eso su enfermiza oposición al proceso de paz-, lo que implica involucrar o comprometer una intervención extranjera como causante de nuestro infortunio; sin ser así senadora Paloma. El enemigo interno sigue ahí, palpitante, y es la corrupción, la inoperancia, la desigualdad, la discriminación que en este gobierno se aviva como una flama, crepitando como el fuego de una antorcha que ustedes estimulan incrementando su intensidad.

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Jose Jorge Molina: