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El hombre del bacalao se despide

Desde mi cocina

Por: Silvia Betancourt Alliegro

El miércoles 31 de octubre de 2001, publiqué una columna en El Pilón que titulé ‘Publicidad Presidencial’. Este domingo, 06 de junio de 2010, viendo la despedida del Presidente de sus Consejos Comunales, en Cartagena, me asaltó una felicidad inenarrable por que él me obsequió el tema para esta columna que se negaba a aflorar quizá por el dolor soterrado del vencido.
Comenzó así: “No sé cuántos años lleva en la América del Sur, en cada tienda de cada barrio de cada ciudad, la venta de la Emulsión de Scott, pero puede usted sacar cuentas: nací en 1949, y para entonces en la casa paterna siempre estaba entronizado el frasco ámbar, de vidrio, la etiqueta sigue siendo la misma, y su sabor, el tradicional, aún hoy me remonta a las lejanas jornadas de la infancia. El frasco reposaba junto al también inmortal Almanaque Bristol, el frasco azul de la leche de magnesia Philips, y el colirio Eye Mo. Casualmente, todos son de procedencia norteamericana.

Aquí suprimo una parte puesto que el espacio que tengo en el periódico no me permitiría publicar todo el contenido.

“Últimamente he escuchado en demasiadas ocasiones que el presidente nuestro hace elogio de las virtudes de la emulsión de Scott, por todos los medios, sin pedir permiso, usándolos sin pagar pauta, y se me ha clavado una espina que me está haciendo llaga ¿será que tiene contrato de publicidad pagado por la Boehringer Ingelheim S.A.?

“Es que no es posible que un hombre tan preparado como él no sepa que está incurriendo en el pecado que los periodistas llaman la “Payola”, y que es difícil de probar, porque no se suscribe un contrato firmado, ni bobos que fueran…

“Una amiga me ha dicho que peco por mal pensada, que lo que nuestro presidente está haciendo es enviando mensajes subliminales a la población para que incluya en la canasta familiar el suplemento vitamínico.

“Coticé en algunas droguerías, y el precio del frasco mediano es de nueve mil pesos, y el grande es de once mil doscientos.  Voy a adquirir uno para ver cuántos días durará el contenido, si debo tomar una cucharada al día; pero sin mucho análisis, sí nos sale más barato que el pescado.

“Supongamos que el cincuenta por ciento de la población que votó en las elecciones, aproximadamente diecisiete millones, comprara un frasco al mes, serían 8.500.000 personas multiplicado por nueve mil pesos… es mucha plata, y multiplique por los doce meses que tiene el año y asómbrese de la suma.

“El presidente, con un 5% mensual que le pagara de comisión la fábrica, tendría asegurada la subsistencia de miles de colombianos que no tienen empleo, ni casa, ni estudio; y no tendría que andar rogándole a nadie para que le preste dólares.

En el primer párrafo mencioné que el Presidente me obsequió el tema, pues sí, para finalizar el Consejo Comunal, en el último minuto le dijo a un uniformado: “Mayor, páseme el frasco de emulsión que le di a guardar, lo recibió con la mano derecha exhibiendo la etiqueta de frente, y agregó una palabras que la sorpresa no me permitió grabar en la memoria inmediata, mas desde la lejana, esa que me avisa que estoy pisando los umbrales del mal de Alzheimer, surgió el título exacto de la columna que hoy rescato para refrescar la memoria.

yastao2@hotmail.com

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