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¿El futuro del carbón determinará el futuro del Cesar?

La Agencia Nacional de Minería, ANM, reportó que durante el 2019 el carbón le dejó al país $2,2 billones de pesos en regalías pese a los desafíos internacionales frente a la demanda y el precio. En ese sentido, el Cesar se posiciona como el primer departamento en producción de carbón aportando el 59,6 % de la producción para el cuarto trimestre del 2019.  

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Pero en el 2020 la pandemia provocada por la covid-19 paralizó la economía mundial y afectó directamente la producción del ‘oro negro’. De allí los resultados de este año: en el primer trimestre del 2020, con varios países de Europa y Asia en cuarentena, la producción del carbón presentó una reducción del 7,2 % (de 20,9 millones de toneladas en el primer trimestre del 2019 a 19,4 millones en el 2020).  En la misma tónica estuvo la industria del Cesar, el principal productor, con una reducción de casi 600.000 toneladas. 

Aunque hasta agosto se conocerían los resultados de la producción del segundo trimestre, los pronósticos marcan una reducción significativa (hasta del 50 %) ante la entrada de la cuarentena en Colombia y en los mercados internacionales. Cabe señalar que la extracción del carbón estuvo exenta desde un inicio de las restricciones del Gobierno nacional, sin embargo, por las medidas de bioseguridad, las empresas redujeron su productividad.

Y si el Cesar fue el principal generador de regalías del país en los últimos años gracias al carbón, también será uno de los departamentos más afectados por esta crisis. De allí la preocupación de diferentes sectores políticos y económicos del departamento.

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PANORAMA

 El carbón es la gallina de los huevos de oro para el Cesar. Cada bienio el departamento recibe multimillonarios recursos desde el Sistema General de Participaciones, SGP,  y desde el Sistema General de Regalías, SGR.  

 “En los últimos cinco años hemos tenido un precio que ha permitido un incremento en las regalías y las contraprestaciones que recibe el país y el Cesar. En esos cinco años el carbón representó el 87 % de las regalías. En el 2018 y 2019 nos mantuvimos en un buen precio. De hecho en el 2018 se lograron producir 80 millones de toneladas.  Pero desde entonces nos hemos mantenido en un precio no tan favorable. Y yo podría decir que esos precios tan buenos que tuvimos es muy difícil que regresen”, cuenta Silvana Habib, expresidenta de la Agencia Nacional de Minería.

El golpe a los precios fue significativo. Mientras en 2018 el promedio era de 82,5 USD/ton, en el 2020 alcanzó a estar por debajo de los 33 USD/ton. Y las empresas no son inmunes. La combinación de diferentes males ya dejó las primeras consecuencias: el Grupo Prodeco, uno de los tres ejes mineros del Cesar, presentó ante la Agencia Nacional de Minería una solicitud de autorización para suspender las actividades en las minas de carbón térmico Calenturitas y La Jagua.

De ser aceptada dicha solicitud, no solo se verían amenazados los ingresos por regalías, sino que la suspensión de la actividad significaría una masacre laboral. Pero Prodeco expone sus razones señalando que la decisión fue una combinación de factores: las actividades judiciales del territorio, las limitaciones operativas por la covid-19 y finalmente, los precios. La multinacional no es la única afectada. Drummond y Cerrejón también presentaron reducciones en su producción.

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Dicha crisis espanta a las autoridades locales porque  es claro que las finanzas del Cesar dependen de las regalías que destinan por la producción del mineral. Lo demuestra la formulación del Plan de Desarrollo Departamental. “La proyección de la Inversión, para el periodo 2020-2023, está definida básicamente por el Plan de Recursos del Sistema General de Regalías determinado por el Departamento Nacional de Planeación”, reconocen. Incluso, el pago de millonarias deudas del departamento está respaldado por esos recursos.

Y es que el 99,97 % de las asignaciones de regalías del departamento proviene de la explotación de carbón, y solo el 0.003% de materiales de construcción. Ese porcentaje significa, para el bienio 2019-2020, $490.571 millones por concepto de asignación indicativa para todos los municipios del departamento y la Gobernación.  

Mirando al pasado, el Cesar recibió por concepto de regalías alrededor de 2,2 billones de pesos entre 2012  y 2019, según un estudio de Cesore y Fundesarrollo. Y los cuestionamientos no surgen sobre el ingreso de esos recursos, sino sobre su manejo.

“Nuestro estudio encontró que las regalías no han marcado la diferencia en la vida de los municipios. Me explico, debido a las regalías no se siente un mejor bienestar en los municipios mineros que en los no mineros. La calidad de la educación o del agua potable o la atención en salud no son necesariamente mejores en un municipio minero con grandes recursos que en uno no minero sin regalías”, concluyó el economista  Fernando Herrera durante el estudio realizado sobre el impacto de las regalías. 

Entonces, más allá de los cuestionamientos sobre el manejo de los recursos, es razonable la preocupación por lo que pueda pasar con el carbón. El problema es que como reconoce un alto directivo de las empresas mineras, el panorama no es el que se quiere: “En las circunstancias actuales hay mucha incertidumbre en el mercado internacional por los efectos de la pandemia en la economía, lo que dificulta cualquier proyección sobre el futuro”. Tan incierto como el futuro del carbón, es impredecible el futuro de las finanzas del Cesar.

COYUNTURA Y POLÍTICA

Podría decirse que la actual crisis es un tema de coyuntura pero sería un análisis egoísta, porque desde hace varios años, con el objetivo de cumplir los compromisos ambientales, países europeos y asiáticos, principales mercados de Colombia, han disminuido la participación del carbón en la producción de energía.

La última noticia llegó desde España, que con el afán de convertirse en uno de los países que más rápido se van a desenganchar del carbón, un año y medio después del cierre de todas las minas”, inició un proceso de clausura de siete centrales térmicas que dependían del combustible.

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Entonces, más allá del covid-19, al carbón se le cierran las puertas y seguramente, desde este año, habrá una disminución en los recursos de regalías para el Cesar. La fórmula, de forma simple, podría resumirse en que menor producción igual a menor asignación de recursos, por lo tanto, se estrecha el margen de maniobra para saldar deudas sociales en el departamento.

La buena noticia es que aunque, ya no en crecimiento constante, el carbón acompañará al departamento al menos por los próximos 20 años, tiempo suficiente para buscar nuevas ventanas.

“Las reservas probadas de carbón del Cesar están para más de 20 años. No es cierto que el carbón se acabó. Tenemos carbón para rato. Lo que hay que revisar es el cumplimiento de las empresas mineras, tres en el Cesar, Grupo Prodeco, Drummond y CNR, frente a sus responsabilidades sociales, la liquidación de las regalías y compensación ambiental”, señaló Manuel Mejía, secretario de Minas del Cesar. 

Podría concluirse  que el futuro próximo de las finanzas del Cesar seguirá dependiendo del carbón, sin embargo, el mineral va de regreso y 20 años están a la vuelta de la esquina, sobre todo si se habla de administración pública.

Así, la pregunta que surge es ¿qué otras opciones hay? ¿Cuál es el camino a tomar cuando se dé el adiós definitivo al carbón? El Centro de Estudios Socioeconómicos y Regionales del Cesar, Cesore,  ha lanzado varias propuestas viables y accesibles.

La primera, un nuevo agro. “Nuevo en tres sentidos. Uno en el tema de relaciones sociales y laborales, con mejores condiciones para los trabajadores agrarios (formalidad y salarios decentes). Dos, identificar nuevos productos cultivables en el Cesar; y como tercer punto, ese nuevo agro debe tener impreso el nombre de ‘valor agregado’, y eso se hace pasando necesariamente por la agroindustria”, recomienda Cesore.

En ese sentido, el secretario de Minas del Cesar señaló que la responsabilidad de las multinacionales será, una vez termine la concesión,   cumplir con los planes de  cierre e incentivar la vocación (puede ser agrícola) de los territorios donde se practicaba la minería.

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Otra opción poscarbón, agrega Cesore,  tiene que ver con el sector servicios que ha desarrollado Valledupar, en particular en salud y educación. Y por supuesto contar con las energías renovables. Sin embargo aún hay duda sobre la empleabilidad de estos proyectos, lo anterior porque en el departamento se han construido varios proyectos de energía solar, pero todos privados por lo que la ocupación laboral se reduce a su construcción y las plantas están conectadas a centros nacionales.

Por Deivis Caro
defancaro1392@gmail.com

Categories: Especial
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