Blanca Lira Mena Mejía la buscaba con la mirada entre la muchedumbre y el ruido dominante que comúnmente tienen los parques, pero no la encontraba. Tiempo después confirmó que en cuestión de minutos desapareció de la reconocida cancha Las Flórez, ubicada al noroccidente de Valledupar.
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Era una tarde del 13 de marzo del presente año. Las dos habían salido a pie de su casa ubicada en la segunda etapa del barrio Garupal para comprar una barra de jabón en la tienda más próxima y luego regresar. No obstante, la joven de tajo cambió todos los planes. En el camino aseguró que se acercaría a verificar si en el parque estaban unos conocidos y no volvió más.
En un primer momento, la madre pensó que lo de Valeria Marianne Carreño Mejía, de 15 años de edad, era algo pasajero, hasta que las horas, noches y días pasaron, demostrando lo contrario.
Es así que el pasado 17 de marzo Blanca Lira Mena entabló la denuncia por desaparición ante las autoridades y desde entonces ha vivido un calvario. A su hija solo la ha visto por fotografías, esas que acostumbraba a tomarse con los amigos contemporáneos a su edad.
El último recuerdo que ciñe en la memoria de la desgastada mujer, que lucha por encontrarla, es la de una joven que vestía con blusa de canastica color verde, short color negro y unos zapatos blancos.
Blanca Mena aseguró no haber tenido días antes mayores inconvenientes con la menor de edad, más allá de las preocupaciones normales de una madre.
“Comencé los seguimientos a mi hija, preguntándole cosas, pero la niña comenzó a mostrar un cambio brusco que no pude controlar; no se le podía cuestionar nada. Le hice seguimiento con médicos porque en unas salidas empecé a sospechar circunstancias que no me gustaban”, contó.
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Las preocupaciones de la fémina, de oficio comerciante y madre cabeza de hogar, comenzaron desde el pasado primero de febrero. Para la fecha se celebró el quinceañero de Valeria Marianne Carreño, tal como lo soñó en una recepción localizada en cercanía de la Plaza Alfonso López y al lado de los seres amados.
“Ahí llegaron tres muchachos entre 15 y 16 años, a los que estuve observando detenidamente porque su presentación no era la más adecuada”, señaló Mena. Se trata de dos masculinos que residen en cercanía de la Cámara de Comercio y una fémina, que según Mena, posiblemente incursiona en el mundo de la prostitución.
“Yo hablé con la compañera para que me dijera la verdad porque mi hija nunca se había fugado de la casa y me dijo varias cosas, lagunas sacadas de ficción, pero le toca es a la ley indagar a esta menor“, aseguró.
Esa es su principal preocupación debido a que su hija es estudiante de noveno grado de la Institución Educativa Alfonso López y hasta ahora no había dado tantas intranquilidades. La mujer teme que Valeria Marianne haya caído en manos criminales de proxenetismo o trata de persona.
EL DÍA DESPUÉS DEL PARQUE
Sin embargo, con el paso del tiempo han salido a flote los primeros indicios del paradero de la menor. El mismo día que desapareció del parque, presuntamente, estuvo departiendo con el novio en el barrio Populandia y después no la vieron más.
LAS AUTORIDADES
Para la Policía Nacional están frente a un caso de ausencia voluntaria y evasión del núcleo familiar. El intendente Jaime Padilla, jefe del grupo de Protección de Infancia y Adolescencia, indicó que de acuerdo a la información recaudada preliminarmente la menor no quiere seguir viviendo con la progenitora.
“Visitamos varios lugares donde efectivamente nos dijeron que había estado allí, pero no dan fe de que se esté prostituyendo y realmente lo que las personas abordadas dicen es que ella no quiere estar en la vivienda con su mamá, argumentando una cantidad de cosas que debe ser canalizado por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ICBF”, dijo el oficial.
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Precisó, además, que todavía desconocen del paradero de Valeria Carreño, por tanto de ser encontrada quedará a cargo del ICBF.
“Una niña de 15 años, según la ley, puede tomar decisiones y si no está en riesgo o en grado de vulnerabilidad, se presume que está bien. Sin embargo, se está investigando porque de cierta manera toca descartar todo lo que se pudo haber generado alrededor de ella o lo que se está argumentando”, puntualizó Padilla.
Durante las labores de campo, los uniformados llevan realizadas entrevistas y verificaciones de algunos sitios.
LA ESPERA EN CASA
Mientras tanto, la comerciante guarda la esperanza de volver a tener a su hija en casa y cerciorarse de que está bien. “Quiero decirle que la quiero mucho, que quiero su bienestar, que siempre la amaré y le deseo lo mejor; no quiero esa situación para ella, que por favor vuelva a mis manos, que hay que tomar buenas decisiones”, finalizó Blanca Lira Mena, quien también es mamá de un niño.
Por Marllelys Salinas / EL PILÓN
marllelys.salinas@elpilon.com.co