EL TINAJERO
Por José Atuesta Mindiola
Tengo el corazón alegre / como una fiesta de pueblo. Este verso de una canción vallenata, describe de manera precisa lo que siente un ser humano apegado a la tierra de la infancia y a las tradiciones religiosas que renuevan su fe, cuando asiste a las fiestas patronales de su pueblo.
El pueblo de Mariangola está de fiesta. El santo Cristo es el Rey de la atracción y los mariangoleros contentos con la solemnidad de esta tradición cristiana, que este año comenzó desde el 5 de septiembre con los ritos de la Novena y termina el 14 con la Misa mayor y la procesión. Es una fiesta muy ligada a nuestros afectos maternales, porque fue mi madre, Juana Bautista Mindiola de Atuesta, en su condición de maestra de escuela, quien por primera vez sacó la procesión, en compañía de sus alumnos, en el año de 1956. Aunque en el pueblo desde muchos años antes, Feliciana Castañeda y su hijo, Francisco Quiroz Castañeda, venían celebrando la velación del santo, con la animación musical de los acordeoneros vecinos, entre ellos: Juancito Granados, Eusebio Ayala y Saúl Betín.
A partir de 1956, con la santa misa y la procesión, la fiesta toma una dimensión netamente religiosa. En 1961, Monseñor Vicente Roys Villalba, ofrenda la santa misa, bendice la primera piedra para la construcción de la iglesia y preside la procesión a los acordes de una banda de música de viento y la nutrida presencia de los mariangoleros (que ese tiempo todos eran católicos) y una distinguida comitiva de Valledupar, encabezada por José Guillermo ‘Pepe’ Castro, que días antes había regalado la imagen del santo de mayor tamaño. Esta fecha es sin duda, una de las más felices en la historia de Mariangola, que los mayores de cincuenta años aún conservamos en la memoria y en el corazón.
La misa del Santo Cristo de la parroquia de Mariangola se convierte todos los años en una convocatoria del párroco Alfredo Guerra Nasser a Monseñor, Oscar José Vélez, y sacerdotes de Valledupar, que enaltecen con sus sermones la litúrgia. Una de las homilías más recordada es la del sacerdote Enrique Iceda Guerra, hace cuatro años: “Mariangola es un pueblo bendecido por Dios, que le regaló de patrón al santo Cristo en la cruz, esa cruz que simboliza la letra T; la t de tú, para significar que hay que pensar en el otro, como pensó Jesús, que amó al prójimo, amo al hermano. Ese tú, es una invitación al respeto por el otro, a compartir con el otro, a amar al otro, como a ti mismo…”.
Este año, como complemento a los actos religiosos, se destacaron los eventos culturales de la VIII versión del Festival “Tierra del Cachaquito”, que lideró la presidenta de Fundación, Lilibeth Zequeira Ramírez, y terminaron ayer, en honor al rey vallenato, Almes Granados Durán.
DECIMAS AL SANTO CRISTO
I
Que Dios conserve prendida
mi memoria de lucero
para cantar con esmero
bellas historias queridas.
Forman parte de mi vida:
Mariangola y sus sabanas,
en donde la fe cristiana
con el Cristo es tradición;
la primer procesión
la hizo la maestra Juana.
II
En las verbenas del santo
Juana Ochoa era la matrona,
en su modesta casona
sonaban los bellos cantos.
Pepe Castro uno de tantos
visitantes de grandeza,
por el amor de Teresa
un Cristo aquí regaló,
y Escalona le cantó
al gesto de su nobleza.