Por Nurys Pardo Conrado
Hoy cumple dos años en función Jesualdo Hernández Mieles al frente de la Universidad Popular del Cesar (UPC), para él ha sido un tiempo difícil en todos los aspectos, comenzando su ardua labor rectoral, por estructurar una buena ruta a seguir, después de haber superado ese centro de educación superior las más trágicas penurias de todo orden.
Me entristece no estar en el acto conmemorativo que se celebrará durante todo el día en las instalaciones de la UPC sede Sabanas y demás centros que funcionan en distintos sitios, allí confluirán todos los sectores que integran el cuerpo directivo, docentes, estudiantes y demás colaboradores, aunque algunos lo hagamos con el deseo para compartir ese triunfo que a todas luces ha fungido hasta la fecha, por lo que considero es importante no dejarla pasar inadvertida.
La tarea encabezada y dirigida por Hernández Mieles, es certera, productiva y esperanzadora ya no somos los benjamines en el campo de la formación superior, sino que estamos escalando peldaños que jamás esperábamos cruzar, y aún sigue caminando hacia otros de mejor relevancia.
Quienes conocimos la UPC en el pasado como estudiantes de pregrado, estamos sorprendidos porque todo ha cambiado, nada se dejó a la espera y gracias a ello debemos enorgullecernos sin aspavientos, sino que es una labor que merece respeto y admiración.
No se trata de felicitar al rector, por el contrario, es fortalecer el deseo colectivo que nos debe abrigar a todos para que en conjunto alcancemos un nuevo estatus de vida para todos, propuesta que solo se logra con una UPC investigativa, igualitaria, participativa y además meramente costeña, pero nacionalista de cuerpo entero.
Gracias señor rector, ha demostrado usted que a nadie le duele más esa institución que a quienes nos formamos en su interior, porque sentimos el hambre y la necesidad de abrirnos paso en nuestra propia tierra, donde aspirar a capacitarnos era una odisea y hoy es todo lo contrario, pero este triunfo debemos abonárselo a la sociedad que jamás nos abandonó, por eso a pecho lleno podemos gritar por una y mil veces ¡Viva La Universidad Popular del Cesar!