Todos en Villa Castro me hablaban de doña Teresita Cervantes, una mujer de gran carisma que todos quieren y respetan en el sector.
Cuando Agustín Rodríguez, presidente de la Junta de Acción Comunal de este barrio me la presentó, estaba sentada debajo de un gran árbol frente a su casa con un gorra de color verde biche, grande aretes y una sonrisa encantadora, apenas la vi, supe que era Teresita, la mujer de la que todos sus vecinos se sienten orgullosos.
Teresa tiene 74 años, pero no los aparenta, es oriunda de El Banco, Magdalena, y llegó a Valledupar en 1967 junto a sus dos hijos, buscando un buen futuro profesional para ellos.
“Quería que fueran profesionales, tuve un varón y una hembra, ellos estudiaban en El Banco, Magdalena, pero quería que fueran profesionales”, me explicó doña Teresita, quien a pesar de su edad posee una mente prodigiosa, recuerda todas las fechas y nombres con exactitud sin temor a equivocarse.
La veterana me contó que vivían de lo que ganaba su difunto esposo, quien era vigilante. “Yo lavaba, planchaba, hacía comida y la gente venía a comprarme”, recordó.
En 1983 llegó a Villa Castro con su familia a la casa donde hoy vive, como ella dice: “Con Jesucristo, un nieto y todos mis vecinos que son mi única familia”. A los seis años de vivir en ese sector, que lo recordó en esa época como un lugar hermoso, fue presidenta de Junta de Acción Comunal, cargo que ocupó 20 años. “En 1989 fui presidenta del barrio, la vicepresidenta siempre fue Ninfa Barriosnuevos Rangel, quien siempre me ayudó y gestionó conmigo todo lo que hoy tenemos”, refirió.
En los 20 años de gestión, Teresita logró muchas cosas para su barrio como la pavimentación, el acueducto, alcantarillado y lo que más le llena de orgullo, el Instituto Técnico Educativo Manuel Germán Cuello, sede Villa Castro.
“Ese colegio querían ponerle mi nombre y yo no dejé, esa institución fue hecha a pulso entre todos los de la comunidad y hoy en día es una realidad”, dijo Teresita, quien me contó que en esa época el colegio funcionaba en su residencia. “En 1992 iniciamos las clases en mi casa, 120 niños asistían, pedíamos pupitres de segundas regalados de los colegios, los padres de familia arreglaban los dañados y en el patio dábamos las clases”, contó.
Ella dice que su barrio sigue siendo hermoso, que los problemas que hoy en día tienen son básicos, que se pueden solucionar fácilmente. “Agradezco a todos los mandatarios que estuvieron en esa época porque me ayudaron a sacar a mi barrio adelante, todo lo que hoy tenemos en ganado a pulso”, expresó.
Hoy en día Teresita sigue trabajando en lo que más le gusta, a pesar de que recibe la pensión de su marido, coordina los adultos mayores de su comunidad. “Toda mi vida trabajé por ellos y para ellos, recuerdo que recogí a abuelitos de todos los barrios y se los llevaba al mandatario de curso para que hiciera algo por ellos y mire, hoy en día existen los comedores para ellos”, dijo.
Teresita vive feliz en Villa Castro, todos la quieren y la admiran y a pesar de que camina poco, sigue trabajando por la comunidad.