La tumba de Diomedes Díaz Maestre se convirtió en un punto de encuentro para los amantes de su música, quienes cada 26 de mayo la visitaban para rendirle homenaje al ‘ídolo de las multitudes’, sin embargo, en esta oportunidad no se escucharon los aires de los acordeones ni las voces de los verseadores.
En esta ocasión un perenne silencio acompañó el mausoleo de quien a lo largo de su carrera musical estuvo acostumbrado a vivir en medio de la romería.
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A Diomedes en la celebración de su natalicio no lo acompañaron los cóndores, las gaviotas ni las palomitas volantonas a las que muchas veces les cantó en su parrandas y trabajos discográficos, el canto de esas aves fue remplazado por los pájaros que se quedaron a vivir en el cementerio para acompañarlo como todos los días, quizás para que no se sienta solo.
En el natalicio número 63 del cantante y cuando cumplirá siete años de estar parrandeando eternamente en el cielo, en la tierra dejó a sus seguidores tristes y confundidos, pues este año celebraron esta fecha desde la distancia, como si para ver a Diomedes tuvieran que pagar la boleta más cara de la historia.
“Todos nacimos pa’ ser difuntos”, eso ya lo había vaticinado Diomedes Díaz en una de sus canciones, donde habló de la igualdad sin importar si se es niño, viejo, con plata, acomodado o limosnero. Ya Díaz era consciente que al momento de morir se acabaría el misterio, que al morir ya no valdría nada, aunque para sus seguidores sigue siendo un inmortal.
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Su mausoleo se convirtió en su nueva casa, que siendo modesta y pequeña, es una de las tumbas más visitadas incluso en épocas donde el 26 de mayo estaba muy lejos; quienes querían conocer este espacio santo llegaban de distintas partes para rendirle homenaje a un artista que trasgredió las fronteras de la música.
La tristeza, que muchas veces inspiró los más icónicos versos de ‘El cacique de la junta’ invadió a sus seguidores, quienes vieron cómo les coqueteaba mientras sonaba cada canción ya sea en equipos de sonidos, parlantes, pickups y celulares. Nunca se supo si la señora tristeza logró quedarse con Diomedes, lo que sí se supo es que sus fanáticos la conocieron el pasado 22 de diciembre del 2013.
Hoy parece una “locura”, hoy grita la gente, pues el pueblo entero no pudo emocionarse al pie de la tumba donde descansa el cantante que parecía inmortal, pero que hoy compone y canta versos en el cielo mientras su lugar de reposo por primera vez desde el 25 de diciembre de 2013 se quedó en solitario.
LA ETERNIDAD DEL ARTISTA
Aunque el cuerpo se apagó para siempre, la gente no olvida la obra del artista y esa es la victoria de Diomedes sobre la muerte. Al no poder visitarlo, por la situación que atraviesa el mundo por cuenta de un virus, desde las casas sonaron las canciones de Diomedes Díaz.
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Para muchos artistas la muerte significa el fin de una era, pero para Diomedes Díaz le esperan años y años de remembranza de una fiel fanaticada que le entregará el mismo cariño como desde aquel 1976 que se dio a conocer el primer álbum del artista vallenato.
“Te mortifica mi ausencia”, tal y como lo citó en una de sus canciones la gente aún no supera la idea de estar sin su ‘cacique’, por eso en pleno 26 de mayo muchos intentaron ingresar al cementerio Santo Ecce Homo, pero nada pudieron hacer para cumplir su objetivo.
Son incontables los seguidores que hubiesen querido que la partida de Diomedes Díaz Maestre solo fuera un sueño triste, pero un diciembre del 2013 quedó de luto el Valle, la región, el país, el folclor y, especialmente, aquellos que por años cantaron las canciones del interprete en las parrandas que parecían ser eternas.
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Añorando que en un nuevo cumpleaños las cosas sean diferentes, la fanaticada ‘caciquista’ deberá esperar el regreso del icónico 26 de mayo para poder visitar la tumba de su artista favorito. Este año sí se tuvo que medir distancia y el cantautor se quedó sin la otra mitad de su vida, sus seguidores.
POR: ROBERT CADAVID/EL PILÓN