La humanidad se ha convertido en un arma de extinción masiva, donde los ecosistemas son juguetes de las multinacionales para obtener beneficios por cuenta de un crecimiento económico desenfrenado y desigual, sentenció la ONU, a poco de realizarse en Montreal-Canadá la conferencia sobre Biodiversidad COP 15, para concertar un nuevo conjunto de metas que orientarán las medidas e iniciativas mundiales hasta 2040, centradas en proteger y restaurar la naturaleza.
Los 10 mandamientos para enfrentar desde la humanidad la crisis derivada del calentamiento global y el cambio climático, y de contera proteger los ecosistemas y los recursos naturales, deben estar a tono con un plan global de descarbonización y desconexión gradual de los hidrocarburos, enfatizó el organismo multilateral, consciente de que ¡Es la hora de la humanidad y no de los mercados!
Aunque se suelen utilizar como sinónimos, los términos ‘calentamiento global’ y ‘cambio climático’ no son lo mismo.
En realidad, el segundo engloba al primero, al tratarse de un fenómeno más amplio que se refiere “a los cambios en el estado del clima en la variabilidad de sus propiedades”, según define la Convención Marco de Naciones Unidas.
El cambio climático involucra los cambios a largo plazo de las temperaturas y los patrones climáticos, cambios que pueden ser naturales por causa de las variaciones del ciclo solar, pero desde el siglo 19 las actividades antrópicas, porque proceden de los seres humanos con efectos sobre la naturaleza, han sido el principal motor del cambio climático, debido especialmente a la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas, lo que demanda una transición a energías limpias, proceso que de conllevar siglos, como infiere en Valledupar Gases del Caribe, nos convertiría en la generación que relegó los combustibles fósiles a los libros de historia, en los que aparecen los dinosaurios, especie borrada de la faz de la tierra.
En Nueva Zelanda gravan los gases de efecto invernadero que producen los pedos y eructos de las vacas y ovejas, al estar relacionados con el metano que, según la ciencia, incide en un 30% en el aumento de las temperaturas, impuesto que debería aplicarse en Colombia para ralentizar o frenar el calentamiento global.
La temporada de lluvias que afectó a Colombia en octubre, noviembre y parte de diciembre, no fue cíclica, al rebasar los registros históricos normales lo que se evidenció con la pérdida de vidas humanas, cultivos arrasados y animales ahogados, problemas geológicos, avalanchas, derrumbes, deslaves, inundaciones, deslizamientos, tormentas eléctricas, vendavales, tornados y calles y avenidas de grandes, pequeñas y ciudades intermedias convertidas en ríos caudalosos, producto del cambio climático, así no se den por aludidos quienes premeditadamente obran con ceguera y sordera ideológicas.
Por Miguel Aroca Yepes