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Delicias Miriam, una tradición gastronómica

Delicias Miriam, representa los dulces típicos de Valledupar y la región, son un orgullo vallenato porque son llevados para otros países. Joaquín Ramírez/ EL PILÓN

Mirian María Medina es la creadora de la dulcería ‘Delicias Miriam’ ubicada en el barrio La Popa de Valledupar. A sus 72 años, todavía revuelve sin ningún inconveniente, una cantidad significativa de dulces en un caldero de 25 litros.

El origen de esta dulcería es de tradición familiar, la madre y abuela de Miriam tenían el mismo oficio y hacían toda clase de dulces para deleitar el paladar de los vallenatos, en ese tiempo el negocio estaba ubicado en el tradicional barrio Cañaguate pero tenía otro nombre.

En el establecimiento se puede encontrar variedad de dulces típicos de la región, como el de leche con coco, papaya, leche, coco, piña, guayaba, plátano amarillo, arracacha, tomate y trifásicos.

Para la propietaria del negocio, la clave para que queden deliciosos está en la sazón y en el amor que se emplea para hacerlo, porque a todas las personas no les queda bien hecho, el proceso de cocción, la cantidad de dulce y la textura son aspectos importantes en la producción de estos manjares.
Según Mirian, quien no ha comido de estos dulces no es Vallenato, porque hasta personas de Españas, Canadá, Perú, Brasil, Venezuela y Nueva York, han llegado al establecimiento a adquirirlos para llevarles a sus familiares, debido a la importancia tradicional que le han dado en la ciudad por sus más de 30 años de existencia.
“Para los turistas que llegan a Valledupar es una sensación comerlos, porque según ellos en sus países de origen no se ven, además afirmaban que es la primera vez que lo consumían”, contó doña Miriam en medio de sus labores diarias.

En temporada de vacaciones, festival vallenato o semana santa es la mejor temporada para ‘Dulces Miriam’ pues las ventas se disparan a raíz de la llegada de varios turistas de países como Canadá y España. “Ellos compran en gran cantidad porque le llevan a sus familiares como símbolo de algo autóctono de nuestra ciudad, es como si llevaran una imagen del río Guatapurí”, aseguró.

Añadió que en el proceso de cada dulce, se emplean diferentes tiempos, existen unos que requieren más de cocción, en algunos se lleva dos horas y en otros tres, pero el que más demora es el de arracacha porque es una pasta.
Diariamente se dispone a hacer dulces, no existe un cronograma específico para producirlos de acuerdo al sabor, el que se va terminando se reemplaza inmediatamente. “En estos momentos estoy esperando que llegue la leche para hace una panelitas”, manifestó.
En el negocio, las ventas son moderadamente, pero en temporada de vacaciones aumentan porque todos los que vienen de otros lugares compran en cantidades significativas.

‘Delicias Miriam’ anteriormente tenía un punto de venta en Súper Punto, pero ya no existe porque el supermercado se convirtió en otra firma con diferentes gerentes, lo cual no permitió continuar con el convenio.
Medina expuso que han intentado venderlos en los supermercados de Valledupar pero les exigen preservación de los dulces para que puedan demorar más, lo cual se les dificulta porque demanda mucho dinero y tiempo, además que le quita lo natural. “Los de nosotros son caseros y no demoran más de 10 días”.
El trabajo de la producción de dichos manjares no es fácil, cuando tienen que cumplir con encargos buscan dos personas adicionales para que les ayuden en su microempresa.

Aprenda a hacer dulce con Miriam
Dependiendo de la cantidad de dulce que se pretenda hacer se miden los ingredientes, si quiere hacer un dulce con leche, estos son los pasos:
Ingredientes (Leche, azúcar y canela)
* Se calienta la leche con el azúcar a fuego medio, para que se disuelva.
* Se añade la canela.
* Se deja mezclar durante dos horas aproximadamente removiéndolo de vez en cuando con una cuchara de palo para que no se pegue.
* Cuando esté por terminar se debe remover más porque tiende a pegarse y hacer grumos, lo que ocasiona que se queme el dulce.
* Para finalizar se debe estar muy atento a la textura, puede quedar parecido a una natilla aunque eso depende del gusto de cada quien.

Anteriormente la propietaria del negocio tenía otras clases de dulces porque era más creativa, a lo que dijo “cuando uno va envejeciendo las ideas se van perdiendo, yo le voy a dejar esto a mi hija Maribel Martínez, ya ella empezó a administrarlo porque uno también se cansa”.
Ellas sueñan con exportar sus manjares, pero el dinero no se los ha permito “esto lleva mucho protocolo y mucha inversión”, declaró Maribel Martínez.

Katherine Villazón Hernández /EL Pilón
Katherinvillazonh@hotmail.com

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