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Yo decido que quiero para mi país: Valeria Carrillo Mejía

Valeria Carrillo Mejía.

A raíz de la situación actual colombiana los jóvenes hacemos presencia y nos pronunciamos acerca de todo lo que está sucediendo y va a suceder en nuestro país, porque nos preocupamos y esperamos que esto cambie.
“No basta con hablar de paz. Uno debe creer en ella. Y no es suficiente con creer. Hay que trabajar para conseguirla”: Eleanor Roosevelt-

Para la construcción de un país estable es necesario que se termine los problemas desde su inicio, pero antes se necesita que la población conozca los métodos para que esta termine.

La educación actual está totalmente inestable porque a lo largo de los años la educación ha pasado a un segundo plano y no al primero como debería estar y la corrupción ha primado en los balances de prioridades estatales, pienso que nosotros los jóvenes necesitamos más atención educativa y muchas más alternativas para poder estar a un nivel internacional, ya que estoy segura de que en Colombia existe mucho potencial que no ha sido descubierto y necesitamos que la educación sea lo primero para poder construir una sociedad estable. Analizando una proyección a futuro, Colombia puede enfocarse en la pedagogía e instrucción de millones de jóvenes que no saben qué hacer con sus vidas porque se obtienen mejores fundamentos que aprendieron en sus escuelas para no dejar que el mundo lleno de personal internacionalizado destruya su esencia.

El panorama actual colombiano pide a gritos que se renueve y para ello en mi perspectiva existen puntos críticos, que deberían ser escuchados y analizados.

Mi angustia más grande hoy en día es ver crecer a muchas generaciones en guerra, creo que si se espera que nuestro país salga adelante, las nuevas generaciones no olviden que de buena manera se solucionan los problemas. No quiero que mis hijos crezcan en un ambiente lleno de conflicto, me gustaría que crecieran en un entorno lleno de tecnología y valores humanos. Me preocupa que muchas veces que la población colombiana se desanima fácilmente y no cree en que si existen los actos de buena fe, yo siendo joven entiendo que existen los ideales, pero en realidad hay personas que no comprenden ni aceptan que existe el cambio y que es posible.

Porque los colombianos estamos acostumbrados a vivir en guerra y ¿acaso nos da miedo vivir en paz? Cada vez me convenzo más de que esta hipótesis loca que se me cruza en la mente es real y no quiero que así sea .Quiero que a mi país lo reconozcan por avances científicos, culturales, quiero que vean el lado amable de Colombia, que en el mundo entero sepan que no solo somos narcotráfico y café, también somos cultura, deporte, investigación y mucho más.

La posteridad en realidad es desconocida ya que no existen las habilidades para saber que será de nosotros y la juventud es a la que más le preocupa esto porque nosotros somos los que viviremos en el estado que dejen nuestros mayores. Verdaderamente el futuro es incierto y lo que sucederá mañana lo desconocemos totalmente, puede que un día estemos vivos o mañana no.

Creo que la mayoría de los adolescentes pensamos en qué carrera vamos a estudiar, en nuestro artista favorito, en exámenes, entre otros. Pero muchas veces me detengo y pienso; ¿será que alguna vez alguien se ha detenido a preguntarnos si el pasado que nos ha brindado el Estado ha sido bueno?, porque creo que no, nosotros somos el ahora y el mañana, somos los próximos presidentes, senadores, magistrados, abogados, médicos, ministros.

El pasado no se puede borrar, la historia está ahí, pero ¿Por qué ahora y no antes? ¿Por qué ahora si se puede construir paz y antes no?, si antes se hubiese erradicado este problema fuéramos una generación sabia e internacionalizada con más oportunidades, sin estereotipos sociales. No estuviésemos buscando salir de nuestro país porque algunos no ven futuro ni solución. Estamos a tiempo de generar conciencia y reaccionar para que juntos construyamos un país lleno de armonía. Nosotros no elegimos a los mandatarios actuales ni pasados, pero estoy segura que los próximos si, aunque no es culpa de nadie, el pasado es desgarrador y esto no se cambia, pero si por mí fuera buscaría la manera de que en el futuro nunca haya errores.

Para alcanzar metas es imprescindible trabajar por ellas buscando alternativas.

Yo construyo paz respetando, empezando por tratar a los demás de una manera agradable porque son diferentes a mí, no piensan igual que yo y tengo que aceptarlos porque son seres humanos que sienten y sufren, que de alguna u otra manera también han sido afectados. Para lograr un país próspero es necesario tener compasión, condolerse con el prójimo, entender su situación y nunca juzgarlo sin saber el otro lado de la historia.

Mi impulso es suscitar la reflexión y el autoanálisis porque esto empieza en mí, no en los demás, porque todos cometemos errores y nos equivocamos, pero aprendemos a vivir con estos errores de por vida, perdonamos y creemos en que esto se logra incentivando la moralización para lograr una estabilidad basada en la ética, porque razonamos y sabemos que los valores son la base de la sociedad. La paz no se logra sola, se logra en comunidad y con educación.

“Quiero que a mi país lo reconozcan por avances científicos, culturales, quiero que vean el lado amable de Colombia, que en el mundo entero sepan que no solo somos narcotráfico y café, también somos cultura, deporte, investigación y mucho más”.

Por Valeria Carrillo Mejía

 

 

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