Un suceso en Aguachica acapara la atención de la opinión pública en el sur del Cesar y también en Valledupar. Se trata del crudo enfrentamiento entre el alcalde Robinson Manosalva, conocido popularmente como el ‘Chivo’, y el Concejo Municipal. Se habla de amenazas de muerte y se escuchan palabras de grueso calibre, de las que no esperamos escuchar en un mandatario.
Este último detalle le ha agregado un ruido adicional al conflicto que, según indagaciones de EL PILÓN, viene desde la misma campaña, se percibió en el acto de posesión y ahora en inicio de gobierno se intensifica.
Es claro que en Aguachica, ciudad en la que promovemos espacios académicos por la paz, no ganó el político que muchos esperaban, y quien ostenta el primer cargo del municipio morrocoyero se identifica con las bases populares, cansadas de la politiquería y la tan cuestionada corrupción.
La discusión ha alcanzado altas temperaturas: “Hoy lo hago públicamente, si algo me pasa a mí o a mi familia, acuso públicamente a aquellas maquinarias políticas que han desangrado al municipio…”, expresó en redes el alcalde al referirse al presidente del Concejo, excandidato a la Alcaldía, Manuel Rangel.
“…Por eso, presidente del Concejo municipal lo exhorto de una vez a que nos enfrentemos políticamente pero no a través de las reuniones clandestinas para atentar contra un líder social. Señor Manuel Rangel acepte que perdió las elecciones”, fueron las palabras del mandatario Manosalva en vivo por Facebook Live.
No es definitivamente un buen arranque para este gobierno, en un municipio que requiere de tanto trabajo conjunto para superar índices de pobreza, desempleo, inseguridad, falencias en salud, transporte, entre otros aspectos.
La discusión ha llegado al punto de que hay audios de comunicaciones entre el alcalde y el concejal, en las cuales se asegura con palabras soeces, tener pruebas de video sobre cómo estarían fraguando un asesinato.
Hacemos un llamado en ese territorio, símbolo de la búsqueda de la reconciliación y la paz , para que las palabras de unos y otros encuentren natural reposo y respeto.
Las formas son importantes. Y aunque ha habido experiencias de que llamar a las cosas por su nombre ha dado resultados electorales, pues se exhibe autenticidad y transparencia, y conformidad con el lenguaje castizo y popular que gusta, esos logros tienden en el mediano plazo a desvanecerse, y son de mayor riesgo para el gobernante, como en este caso podría ser. El mandatario es el que más tiene que perder; él tiene que tener claro que es el alcalde de todos.
Debe hacer un plan de desarrollo con la comunidad que requiere evaluación, reflexión y definición de objetivos concertados y eso demanda trabajo tranquilo y un clima de convivencia, en que se muestran diferencias y se expresan las ideas.
Pero el alcalde, de sus no electores también , así como los concejales, tienen la obligación de dar el ejemplo, porque la gente juzgará y recordará que el bien más preciado es la vida, la convivencia y la paz.