El análisis avanzado abre un gran potencial sin explotar para que los agricultores, inversores y economías emergentes reduzcan el costo de los bienes vendidos. Al aprovechar el Big Data (término que describe el gran volumen de datos) y la analítica avanzada en cada eslabón de la cadena de valor desde el campo hasta la mesa, las empresas de alimentos pueden aprovechar el enorme potencial digital para la creación de valor sostenible. Lo digital puede ayudarlos a usar los recursos de una manera más responsable con el medio ambiente, mejorar sus decisiones de abastecimiento e implementar soluciones de economía circular en la cadena alimentaria.
El desperdicio y la pérdida de alimentos a nivel mundial cuestan 940 mil millones de dólares al año, tienen una huella de carbono de CO2 equivalente (más del 8 por ciento de las emisiones globales de gases de efecto invernadero) y una huella de agua azul de aproximadamente 250 km cúbicos (3.6 veces el año). consumo de los Estados Unidos). En 2007, la cantidad de alimentos desperdiciados en el mundo se equiparó a 1,4 mil millones de hectáreas, un área más grande que Canadá, de producción agrícola.
El uso de la tecnología para mejorar áreas como el pronóstico del clima, la planificación de la demanda y la gestión de los productos al final de su vida útil podría generar enormes beneficios sociales, económicos y ambientales. Por ejemplo, la empresa francesa Phenix administra un mercado basado en la web para conectar supermercados con existencias de alimentos al final de su vida útil a ONG y consumidores que podrían usarlos. La plataforma permite a los supermercados ahorrar los costos de eliminación, otorga a los productos consumibles una segunda vida y alivia parte de la carga social y ambiental de los residuos.
Los mercados emergentes pueden aprovechar el potencial de lo digital en la cadena alimentaria a través de innovaciones como la agricultura de precisión, las eficiencias de la cadena de suministro y los sistemas de pago centrados en la agricultura. La agricultura de precisión es un enfoque del manejo de la agricultura basado en la tecnología que observa, mide y analiza las necesidades de los campos y cultivos individuales. Al permitir a los agricultores aplicar un cuidado personalizado y administrar el agua de manera más eficaz, aumenta la producción, mejora la eficiencia económica y minimiza el desperdicio y el impacto ambiental. Su desarrollo está siendo moldeado por dos tendencias tecnológicas: capacidades de big data y analítica avanzada, por un lado, y robótica, imágenes aéreas, sensores, pronósticos meteorológicos locales sofisticados, por el otro. Según las estimaciones de 2014, se espera que el mercado mundial de robótica agrícola crezca de sus actuales $ 1 mil millones a $ 14-18 mil millones para 2020.
Los métodos y herramientas digitales están abriendo oportunidades para la gestión alimentaria. No obstante, en Colombia aún estamos en el debate irresoluto sobre las bases de la Reforma Rural Integral, en las que la distribución de la tierra, reestructuración de la burocracia sectorial, el tema de los baldíos y de la formalización de la pequeña propiedad, entre otros, conviven con la debilidad institucional, relacionados con remiendos coyunturales, mientras la ejecución de políticas agroalimentaria y la bioeconomía y el avance tecnológico nos toma ventaja, relegándonos de la posibilidad de hacer parte de la despensa mundial de alimentos.
@LuchoDiaz12