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Criadero Villa Margareth: agronegocio ejemplar

Hoy abordaré un tema distinto. No será una columna objetiva porque hablaré del trabajo de mi mejor amigo, tampoco será una columna de opinión jurídica porque abordaré un tema de nuestro agro colombiano, más exactamente la labor de una valiosa empresa del sector ovino-caprino. 

En la vereda Camperucho del municipio de Valledupar se encuentra el criadero Villa Margareth, propiedad de mi gran amigo: Francisco Javier Arzuaga Mendoza, talentoso médico veterinario y zootecnista graduado de la Universidad de Santander (UDES). 

Con Francisco comparto una gran amistad de toda la vida. Somos amigos desde nuestras épocas en el colegio. Francisco es trabajador, es discreto y cuenta con una ética de trabajo impecable, tiene todas las virtudes para ser un referente en su campo. Nuestra amistad ha permanecido intacta frente al paso del tiempo y la distancia.

Criadero Villa Margareth es una empresa dedicada al comercio de ovinos de alto nivel genético, destacando en las razas Katahdin, Santa Inés, OPC en sus variedades Sudán y Etíope, Peli-buey y cruces de White Dorper. Es una empresa emergente que ha surgido gracias al esmerado trabajo de Francisco y su familia.

Criadero Villa Margareth maneja buena genética, buenos precios y asesoría especializada orientada a satisfacer las necesidades de los clientes. Son muchas las personas que le aportan a este país desde el agro, generando puestos trabajo, financiando proyectos productivos y aportándole valor agregado a la sociedad. 

El agro colombiano es una industria que no tiene techo, pues ha crecido a pesar de las dificultades y la falta de apoyo. No son muchos los sectores que pueden dinamizar la economía y contribuir significativamente al PIB en medio de la crisis: el campo es un sector difícil, pero que ha logrado productividad frente a pronósticos adversos. Particularmente, la ovino-cultura crece en muchas zonas del territorio nacional gracias a empresas emergentes que comercian mucha calidad en sus ejemplares y en sus productos derivados. 

Hablo particularmente de Criadero Villa Margareth porque es la empresa que conozco y de la cual puedo dar testimonio, esto a razón de su buen manejo en ovinos comerciales, de razas puras con registros y hembras mejoradas genéticamente para reproducción. 

Lo sorprendente de este negocio es que, a diferencia de otras industrias, no se necesita ser un experto para comenzar. Son muchos los clientes que llegan a comprar con conocimientos muy básicos de la industria ovino-caprina, y gracias a la asesoría de profesionales como mi amigo Francisco van adquiriendo experiencia y buenas inversiones en una industria que crece a buen ritmo.

Escribí esta columna porque quiero invitar a quienes leen estas líneas a fomentar los negocios de sus amigos y sus familias, construir empresa significa apostarle al país superando las dificultades. Hablar bien del trabajo de nuestros semejantes, sin esperar nada a cambio, contribuye a la reactivación económica de trabajadores y empresas. Hay que generar apoyo, empatía y solidaridad.  

joseangel1528@hotmail.com

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José Ángel González Cruz: