Valledupar hace parte de las ciudades intermedias de Colombia con mayor potencial de crecimiento, según estudios adelantados por expertos planificadores de instituciones nacionales e internacionales con miras a un futuro palpable en más o menos 30 años.
Uno de esos expertos y quien acaba de recibir de manos de la academia sueca un premio Nobel de Economía, es Paul Romer, reconocido economista y director-fundador del Proyecto de Urbanización de la Universidad de Nueva York, quien plantea que ‘Las ciudades de calidad hay que planearlas a largo plazo’.
Precisamente, con ese argumento y la voluntad política del entonces alcalde Freddys Socarrás, se diagnosticó la necesidad de fabricar un Plan de Expansión Urbana Ordenada para Valledupar, basado en el estudio de factores como la población, huella urbana, densidades, compacidad y fragmentación.
“Valledupar es la única ciudad de Colombia que crece como un abanico”, asegura Miguel Villazón Blay, gerente regional de la Cámara Colombiana de la Construcción, Camacol, y quien para el momento en que Romer posó su atención en Valledupar, era asesor de despacho del alcalde Socarrás.
“La teoría de Romer es sencilla – explica Villazón Blay- él dice que todas las ciudades van a crecer sí o sí, entonces, ¿por qué no organizarlas antes de que crezcan? Decir desde antes por dónde irán las calles y darle un orden previo al crecimiento”, arguye el gerente regional de Camacol.
Megablocks
De acuerdo a los informes realizados y los estudios hechos y financiados por los mismos expertos de la Universidad de Nueva York, el crecimiento de Valledupar debe proyectarse en megablocks.
Según la teoría, se realizan cuadrículas de 1 kilómetro por 1 kilómetro, por donde deben pasar las rutas de transporte público, lo que garantizaría que un transeúnte, desde el centro de esos megablocks, a cualquier punto de la vía principal, se tardaría solo cinco minutos caminando hasta la estación más próxima de transporte público. Con este modelo de los megablocks se planeó el crecimiento de Valledupar.
Según Miguel Villazón Blay, luego de adaptar la cuadrícula de megablocks a las tierras vallenatas, de manera que no hubiera que romper las estructuras viales existentes, había que garantizar que esa proyección vial se respetara. Para darle respuesta al cómo, se determinó que había que fomentarlo en la ciudadanía.
“En ese momento, Paul Rommer donó lo que había ganado por concepto de honorarios por haber venido a un congreso organizado por Camacol. Con ese dinero, cerca de 30.000 dólares, alrededor de 90 millones de pesos, se compraron árboles para posteriormente sembrarlos en lo que debería ser el espacio público de esas vías futuras”, explicó el funcionario.
¿Qué pasó con los árboles?
Cuando se planeó con árboles la maquetación de los megablocks que enmarcarían el crecimiento ordenado de Valledupar, se determinó que debían ser los dueños de los predios quienes se apropiaran de los árboles.
Según explican quienes hicieron parte de la idealización de la iniciativa, se decidió en ese momento que los árboles fueran cañaguates y puys, para, además, darle un significado de identidad y belleza al proyecto.
“La Universidad de Nueva York realizó las visitas a los propietarios de los predios ubicados en la zona hacia donde debe crecer Valledupar y realizó la tarea de concienciarlos sobre la importancia de sembrar, cuidar y mantener los arbolitos; pero antes de que los mismos pudieran ser trasplantados se quemaron, en su mayoría, en el vivero en el que estaban creciendo”, dijo el gerente de Camacol.
¿Qué tanto se ha avanzado?
De acuerdo a lo indicado por el jefe de la Oficina Asesora de Planeación de Valledupar, Jorge Maestre, de un grupo de cinco ciudades interesadas en lo planteado por Paul Romer y la Universidad de Nueva York, solo Montería y Valledupar fueron constantes en su interés por planear ordenadamente el crecimiento de su ciudad.
Maestre, que hizo parte del proceso desde la administración pasada, asegura que los mayores inconvenientes para avanzar suficientemente en la ejecución del proyecto de megablocks, son los lineamientos jurídicos.
“Los expertos de la Universidad de Nueva York fueron ambiciosos, haciendo una planeación para dentro de 40 o 50 años; pero los Planes de Ordenamiento Territorial tienen vigencia por solo 12 años. Jurídicamente, tenemos ese inconveniente. No podemos ejecutar proyectos planeados a más del tiempo que permite el POT”, indicó Maestre.
Valledupar va un paso adelante
Aunque las condiciones jurídicas, económicas, y ambientales no han permitido que el proyecto de expansión urbana organizada avance como se hubiera querido, Valledupar va un paso adelante frente a ciudades con mayor consistencia económica como Montería, el otro territorio apadrinado por los expertos de la Universidad de Nueva York.
Según el secretario de Planeación de la capital de Córdoba, Francisco Burgos, mientras en Valledupar se comenzó con la siembra de algunos árboles para la proyección de la expansión, los monterianos apenas van a iniciar este proceso de delimitación de las nuevas vías.
“El estudio de expansión urbana nos va a servir mucho en el nuevo proceso que comenzamos de formulación del nuevo Plan de Ordenamiento Territorial, entonces se tendrá como insumo para la formulación de este nuevo documento técnico. Precisamente, Montería se encuentra en este estadio, estamos trabajándole a la parte técnica”, manifestó Burgos.
Es urgente ejecutar el proyecto, pero faltan los recursos
Nicolás Galarza, investigador del instituto Marron del Programa de Expansión Urbana Ordenada de la Universidad de Nueva York, asegura que Valledupar es una de las ciudades que más rápido crecimiento demográfico y de huella urbana presenta en Colombia. “Esta tendencia de crecimiento va a continuar y por tanto es urgente que la ciudad planee la expansión”, argumenta el investigador.
Añade Galarza que el crecimiento explosivo que sufrió la ciudad durante la década del año 2000 se dio en gran medida por el conflicto armado y los desplazamientos forzados, lo que generó un gran número de asentamientos informales de los que hoy sufre la ciudad.
Tras el incendio forestal que atentó contra el cultivo de cerca de 20 mil árboles, se ha tratado de implementar el proyecto de expansión negociando con los propietarios de los predios, lo que ha resultado más difícil de lo previsto.
“La verdad hemos encontrado compromiso de parte de la Alcaldía para hacer la implementación del plan, pero ha sido difícil avanzar. Toda la fase de estudios está hecha, ya hemos hecho reuniones con propietarios que han estado de acuerdo con la implementación, pero todavía faltan los recursos”, indicó Galarza.
Hacia dónde crece Valledupar
La orientación del crecimiento de Valledupar está atada a la topografía de la misma y la necesidad de servicios públicos.
En el caso del acueducto, que funciona por gravedad, es decir, desde el punto de captación de agua en ‘La Guaricha’, cerca al centro recreacional La Pedregosa, se irriga agua hacia el resto del municipio en sentido norte-sur.
Bajo ese entendido es lógico pensar que es más fácil y está contemplado en el Plan Maestro de Acueducto y Alcantarillado, que la ciudad crezca hacia el sur.
“Si la ciudad crece hacia el norte – explica el asesor de planeación Jorge Maestre – Valledupar tendría que hacer unas inversiones que no están contempladas, que son estaciones de bombeo de agua, para bombear agua en contrapendiente, lo que encarecería la tarifa del servicio”.
Aunque así está planteado el crecimiento organizado de la ciudad, la realidad es que la gran mayoría de construcciones habitacionales están ubicadas hacia el lado opuesto de la ciudad, lo que explicaría el porqué de las complicaciones de la prestación del servicio de acueducto en la Comuna 5.