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En la calle y sin conocer a nadie busca a su hermana gemela en Valledupar

Luzdarys Cano Loaiza de 62 años de edad. Foto: EL PILÓn.

Tras perder a su esposo en el derrumbe que colapsó la estructura de un yacimiento de oro, ubicado en la vereda El Bosque, en Neira, Caldas, viajó a Valledupar en busca de su hermana gemela ya que es su único familiar; sin embargo, hace dos años en vísperas de Navidad fue la última vez que se vieron en ‘La Puerta Amable del Norte Caldense’, por tanto no tiene contacto con ella, lo cual ha demorado el reencuentro. 

Luzdarys Cano Loaiza, de 62 años de edad, llegó hace tres días a la capital del Cesar con sus dos hijos de 32 y 35 años de edad, este último con síndrome de Down. “Ya llevo tres días acá y ella no sabe, creo que aún no se ha enterado que quedé viuda”, expresó.

Clama la ayuda de todas las personas para poder localizar a su hermana, sus recursos económicos son pocos y no conoce el municipio. Su gemela se llama Alicia Cano Loaiza y el esposo Rodrigo Villegas, exactamente no sabe en qué lugar se encuentran, pero recuerda que alguna vez le comentaron sobre una finca de café y ganado que tenían en esta zona. “Yo vine en busca de mi hermana ya que es la única que puede darme la mano porque la necesito”, acotó.  

Está alojada a las afueras del Terminal de Transporte de Valledupar, no cuenta con una vivienda y mucho menos una habitación para hospedarse. “Nos estamos quedando por un restaurante que tiene un corredor grande”, aseguró. Pasan las horas sentados en la calle, con pocos recursos para solventar gastos básicos como la comida y la gente que los ve a veces les regala sopa.

Cuenta que este lunes una señora les prestó el baño de su vivienda para que ella y sus hijos pudieran asearse. “Una señora, gracias a Dios, nos dejó bañarnos porque estábamos sucios”, indicó Cano. 

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En su afán de buscar ayuda mediática para difundir la información, este lunes se transportó en un mototaxi para que la llevara a una emisora del municipio, pero la persona que le estaba haciendo la ‘carrera’ la llevó a un lugar que no era. “Él me embolató y me mandó por una calle sola, yo estaba perdida y no pude llegar a la radio”, relató. 

EL PILÓN estableció comunicación con Luzdarys y le realizó una entrevista presencial, en esta se pudo notar la desesperación, angustia y luchas que están viviendo desde que llegaron a Valledupar; ella manifestó que han tratado de sobrevivir en medio de todo,  pero ha sido difícil trasladarse a un lugar que desconocen y sobre todo, sin tener comunicación con alguien. 

“Uno tiene que estar preparado para muchas cosas, pero yo nunca creí que iba a tocar tan duro”, dijo mientras su voz se entrecortaba y las lágrimas corrían descontroladamente por su rostro.   

SU VIDA EN NEIRA, CALDAS

Cano Loaiza es de Medellín, pero durante muchos años de su vida vivió en la vereda El Bosque en Neira, Caldas, aunque aún conserva su acento natal. Junto a su esposo se dedicaba a la minería ilegal para sustentar a sus hijos. 

Sin esperarlo, el pasado 26 de marzo un derrumbe provocado por una inundación sepultó a 11 trabajadores de aquella mina de oro, la cual no contaba con autorización legal para operar. Entre las personas fallecidas se encontraba su esposo.

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“A mí me tocaba el turno ese día y el niño se me enfermó, le dio una fiebre horrible y vómito; yo estaba recostada con él y me levanté, pero mi esposo me dijo que no fuera ese día a trabajar, que él iba solo. Pasaron las horas y cuando escuché esas sirenas de bomberos le vecina me quedó mirándome, me abrazó y al rato confirmaron que los mineros habían quedado atrapados”, rememoró.

Su hija de 32 años se encargaba de cuidar a su hermano con síndrome de Down cuando Luzdary debía salir a trabajar a aquella mina, a la cual le dedicó varios años de su vida y en la que quedó el cuerpo de su esposo sepultado por más de 3 semanas. 

En la noche del 18 de abril, la Agencia Nacional de Minería, ANM, informó que logró sacar los cuerpos sin vida de las once personas atrapadas en el socavón. El accidente ocurrió después de que se desbordara el río Cauca e inundara la mina, por lo que las víctimas quedaron debajo del agua. 

Tras lo ocurrido su solución fue salir de Neira y buscar a su hermana para que la ayudara en esta calamitosa situación, ya que en aquella tierra de Caldas su único respaldo era su esposo. “Nosotros trabajábamos allá, mi esposo murió en esa mina, yo quedé sola con mi hija y mi hijo que es especial”, contó entre lágrimas. 

En su mirada se refleja la fuerte esperanza de encontrar a Alicia Cano, su hermana, la cual al ser gemela tiene aspectos físicos casi idénticos a ella, pero a su vez sus ojos color cafés demuestran dolor, sus lágrimas corren imparablemente por su rostro ya arrugado por los años. Con un bolso azul cargado de fe pide a Dios que, prontamente, pueda reencontrarse con su hermana y poder rehacer su vida para brindarles de esta forma calidad de vida a sus hijos.

Por: KETTY GUTIÉRREZ MAESTRE/EL PILÓN 

Kjgutierrezma.18@gmail.com

Categories: Crónica
Ketty Gutierrez: