Luego de seis años consecutivos sin realización, ha vuelto el Festival Voces y Canciones del municipio de La Paz, en el marco de sus fiestas patronales. Las primeras rondas de acordeón infantil, piqueria y voz infantil tuvieron lugar en el polideportivo José Abraham Atuesta y contaron con la participación de acordeoneros, verseadores e intérpretes de distintas localidades del Cesar. El viernes, 7 de octubre, serán las finales de la categoría infantil y piqueria; el sábado, 8 de octubre, serán las finales de acordeón juvenil, voz aficionada y canción inédita.
CONCURSANTES
Algunos con más participación en festivales que otros, pero todos con la ilusión de alcanzar los primeros lugares, de darse a conocer y trazar una carrera promisoria en la música vallenata.
“Quiero que me conozcan y ganar el festival. He practicado varios meses. Esta es mi primera participación”, sostuvo Emmanuel Arzuaga, acordeonero de San Diego.
Por su parte, Johan Negrete, acordeonero de Curumaní, aseguró: “Cuando tenía cinco años, mi mamá me empezó a llevar a la casa de la cultura. Sin embargo, hace aproximadamente tres años que vengo practicando solo, en mi casa, porque no hay profesor. Quiero lograr un puesto aquí en el Voces y Canciones, demostrarle a la gente el talento. Voy a seguir luchando hasta ser profesional. Ya he participado en festivales de El Paso, La Loma y otros”, –repuso.
COMUNIDAD
En el pueblo pacífico, se percibe una mezcla de nostalgia –por la partida reciente de varios de sus artistas locales e internacionales- y alegría, por volver a una festividad que es parte de su idiosincrasia.
“El Voces y Canciones es la recuperación de una cultura de la que hemos sido voceros. La Paz tiene muchos representantes en la música y es el mejor homenaje que se le puede hacer a Jorge Oñate. Tengo la impresión de que el nivel, en esta primera ronda de categoría infantil, es bueno. Hay jóvenes muy académicos y con vocación. La música es de pasión. No puede haber interpretación si no se está sintonizado con todos los acordes”, puntualizó José María Oñate, líder comunitario.
POR: ALEXANDER GUTIÉRREZ/ EL PILÓN