Con el retorno de la presencialidad en los colegios de Valledupar son muchos los retos que los educadores y los rectores de los planteles educativos afrontarán debido a que los estudiantes deberán adaptarse nuevamente al modelo de estudio tradicional bajo estrictas normas de bioseguridad como el distanciamiento y el uso de elementos de bioseguridad que podrán limitar en ciertos aspectos las actividades sociales que los jóvenes estaban acostumbrados a desarrollar.
En ese sentido, la rectora la institución educativa Prudencia Daza, Lilia Brito, comentó que uno de los desafíos que atravesarán los educadores es enseñarles a los estudiantes que los protocolos de bioseguridad deben ser respetados y utilizados en todo momento, debido a que el plantel educativo estará luego de más de ocho meses de suspensión por la pandemia de la covid-19 bajo la presencialidad.
“Nosotros presentamos recientemente el plan de bioseguridad para el retorno a la presencialidad el próximo 12 de julio. Tenemos algo de temor sobre la posibilidad de que algún estudiante se contagie con la covid-19 y se señale al colegio como responsable. Por eso estaremos muy pendientes de los 2.200 estudiantes, que tenemos entre la sede principal y las dos subsedes, que cumplan con los protocolos”, comentó Brito.
De acuerdo con los rectores de las instituciones educativas Prudencia Daza, San Joaquín, Rafael Valle Meza y José Eugenio Martínez, el proceso de adaptación a la nueva presencialidad no es el único factor que determinará el éxito del servicio educativo en el segundo semestre del año. La infraestructura de los colegios también “juega un papel importante porque es la que permitirá tener las condiciones sanitarias” para prevenir la propagación de la covid-19.
Sobre dicho aspecto, la rectora de la institución educativa Prudencia Daza aseveró que el colegio necesita del mejoramiento de las baterías sanitarias y la ampliación de las aulas escolares porque son de un tamaño reducido, en donde difícilmente es posible el distanciamiento de un metro entre cada estudiante.
La educadora agregó que las necesidades infraestructurales del plantel se deben a que continúa con las mismas 19 aulas que se construyeron hace más de 60 años en la sede principal, acotando así que anteriormente en los salones había entre 40 y 45 estudiantes que difícilmente tenían espacio para desplazarse entre los pupitres.
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INSTITUCIÓN EDUCATIVA SAN JOAQUÍN
En el caso del colegio San Joaquín su plan de bioseguridad ya fue aprobado por la Secretaría de Educación Municipal, por lo que a partir del 12 de julio recibirán a todos los estudiantes desde los grados de transición a 11. De acuerdo con Juan de Dios, rector de este plantel educativo, recibirán entre 16 y 18 estudiantes por salón con las nuevas medidas del distanciamiento.
Esta institución, que cuenta con aulas amplias y una población de más de 1.000 estudiantes, les brindará a los jóvenes que por diferentes razones no puedan asistir de manera presencial al colegio un material físico de apoyo y los profesores les darán unas asesorías.
“La infraestructura de la institución se encuentra en óptimas condiciones para recibir a los estudiantes; tenemos los salones adecuados al igual que las baterías sanitarias. Lo que necesitaríamos serían unos extractores para recambiar el aire en las aulas de clase”, manifestó Juan de Dios, rector del colegio San Joaquín.
INSTITUCIÓN EDUCATIVA RAFAEL VALLE MEZA
Al igual que el Prudencia Daza, la institución educativa Rafael Valle Meza no cuenta con la aprobación oficial hasta la fecha para iniciar con la presencialidad en julio debido a que este plantel educativo tiene una infraestructura que presenta un alto porcentaje de deterioro, deficiencias en las baterías sanitarias y carece de espacios abiertos para preservar el distanciamiento, según Javier Ramírez, rector de dicha institución.
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“Las aulas son bastante reducidas, por lo que cumplir con el debido distanciamiento es algo difícil. Hay aulas que tienen 30 metros cuadrados, otras de m24 metros cuadrados y las de mayor tamaño tienen 36 metros cuadrados. Antes de la pandemia había de 35 a 45 estudiantes por salón”, explicó Ramírez.
Explicó que hay casos de hacinamiento en las aulas porque tienen una alta demanda educativa, acotando que el colegio “necesita una intervención urgente en la infraestructura con la construcción de más aulas” y el cambio de la batería sanitaria que tiene más de 20 años sin mantenimiento.
INSTITUCIÓN EDUCATIVA JOSÉ EUGENIO MARTÍNEZ
En el colegio José Eugenio Martínez la preocupación recae en que si los implementos de bioseguridad serán suficientes para cubrir a los 2.888 escolares que están matriculados en las cuatro sedes de esta institución educativa. Según Fredy Ramos, rector del colegio José Eugenio Martínez, los elementos de bioseguridad que son suministrados al plantel deben corresponder al número de escolares.
Precisó que por salones recibirán a 25 estudiantes para mantener el debido distanciamiento establecido por el Ministerio de Educación. Anteriormente las aulas eran ocupadas por 42 alumnos, es decir que se redujo a casi la mitad los grupos de cada grado. Agregó que en materia de infraestructura el colegio tiene deficiencias en las baterías sanitarias, pero esa problemática será subsanada en un proyecto de mejoramiento de la administración municipal.
Por: Namieh Baute Barrios / EL PILÓN