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Clases de alto riesgo en La Tomita

Los alumnos de segundo y tercero escuchan atentos a su profesora en la orilla del río Manaure.

La Escuela Nueva Vega de Jacob, ubicada en la vereda La Tomita, a ocho kilómetros del casco urbano del municipio de Manaure, Cesar, tiene 64 estudiantes de preescolar a quinto de primaria, un número insignificante en comparación con las cifras que manejan otros colegios públicos, pero el problema radica en que hay un solo salón para todos.

A los profesores Argemiro, José y Marelvis les corresponden dos grados, respectivamente, para lo cual se las ingenian para dictar sus clases de 7:00 de la mañana hasta la 1:00 de la tarde.

Los estudiantes de preescolar por ser los más pequeños son ‘privilegiados’, tienen el único salón de la escuela que además es biblioteca, sala de informática, depósito y coordinación.

Primer grado recibe clases en lo que antes era el baño. El tablero está ubicado sobre el bebedero, en medio de las dos entradas a los retretes, que desde hace varios años son obsoletos; las necesidades fisiológicas de niños y profesores se hacen igual que las clases, al aire libre.

En la orilla derecha del río Manaure cumplen su jornada escolar los alumnos de segundo y tercero, aunque esa no es una regla porque deben moverse dependiendo la hora para evitar el inclemente sol.

Los de quinto son los estudiantes que luego de haber pasado años anteriores por los escenarios antes descritos son ubicados en un ‘salón’ con techo, pero sin paredes, a escasos cuatro metros de la carretera que comunica a La Paz con Manaure.

Los padres de familia, estudiantes y profesores de La Tomita organizan rifas para recolectar fondos y terminar el encerramiento de la escuela que con troncos y alambres de púa iniciaron hace varios días. No quieren que alguno de los niños vaya a sufrir un accidente al salir hacia la carretera por donde constantemente transitan vehículos livianos y de carga pesada.

El pasado viernes hicieron la primera rifa pro-cercado y lograron recaudar 25 mil pesos, suma que representa mucho para los estudiantes de La Tomita que sueñan con un colegio ‘con todas de la ley’.
En la hora de recreo su mejor aliado es la imaginación, porque no tienen columpios como es normal en cualquier institución que atiende a niños entre cinco y 12 años. Cuando llueve es peor el panorama, porque todos deben refugiarse en el único salón, no hay recreo y se suspenden las clases.

La tarea de los gobernantes
Para la reubicación y construcción de la Escuela Nueva Vega de Jacob, ya existe un compromiso del Ministerio de Educación, la Gobernación del Cesar y la Alcaldía de Manaure, pero la tarea resultó más difícil de lo que pensaban.

Aunque el actual terreno de la escuela fue donado hace 20 años por un finquero, esta debe ser reubicada por encontrarse a orillas del río Manaure, zona declarada de alto riesgo.

El alcalde Juan Carlos Araújo explicó que no han logrado conseguir un predio que reúna las condiciones físicas y técnicas para la nueva sede, aunque si ha habido ofrecimientos de terrenos en la zona, pero la mayoría de propietarios no cuentan con la documentación necesaria para ser negociados con el Estado.

“Ese diagnóstico viene de administraciones anteriores. En el 2013 tuvimos la visita de la Ministra de Educación y se comprometió a reubicar la escuela con el gobernador, este solicitó que se consiguiera el predio, tarea que fue designada al rector”, afirmó el mandatario.

Sin embargo, Dayro Calderón, rector del plantel, explicó que sí ha realizado todo lo necesario para mejorar las condiciones en que reciben las clases los niños de la Escuela Nueva Vega de Jacob.

“Hay unos elementos que hay que tener en cuenta. Nosotros conseguimos el terreno y nos dijeron que no lo podían comprar; nos pidieron 20 millones de pesos y en la Secretaría de Educación nos dijeron que era muy caro”, precisó el educador que venía adelantando la ampliación de la escuela con apoyo de la comunidad pero que tuvo que frenar las obras por la advertencia de que se trata de una zona de alto riesgo.

Para la compra de la hectárea de tierra donde se construiría la nueva escuela hay presupuestados 15 millones de pesos y según los diseños realizados por la Alcaldía de Manaure, la obra terminada costaría 450 millones de pesos.

Así las cosas mientras se destraban las negociaciones, la Alcaldía propone sacar a los 64 estudiantes de La Tomita y llevarlos a la institución educativa Concentración de Desarrollo Rural en el caso urbano de Manaure, para lo cual se compromete a garantizar transporte y alimentación. Sin embargo, sobre esta propuesta tampoco ha habido conceso entre la administración municipal y las directivas de la escuela.

PUNTOS DE VISTA
Argemiro Calderón, docente: Se tiene el material humano pero hay muchos distractores al aire libre, comenzando porque no podemos proyectarles imágenes y se trabaja con lo poco que hay. Llevo seis años en esta institución y ha sido la misma situación.

Marelvis Páez, docente: La idea es que ellos aprendan, no importa el lugar, pero no hay que desconocer que es muy incómodo por el sol y la lluvia, además está el riesgo de los animales aquí en la orilla del río, que llega contaminado por las aguas residuales del casco urbano.

Para la reubicación y construcción de la Escuela Nueva Vega de Jacob, ya existe un compromiso del Ministerio de Educación, la Gobernación del Cesar y la Alcaldía de Manaure, pero la tarea resultó más difícil de lo que pensaban.

Para la compra de la hectárea de tierra donde se construiría la nueva escuela hay presupuestados 15 millones de pesos y según los diseños realizados por la Alcaldía de Manaure la obra terminada costaría 450 millones de pesos.

Por Martín Elías Mendoza

 

Periodista: