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Carlos Mattos Barrero

En mí ya larga vida, no había visto a quien se le aplicara la ley con tanto rigor y severidad, con sevicia diría yo, que a Carlos Mattos Barrero; para la justicia estamos ante uno de los criminales más temidos de la historia, a quien hay que castigar y negarle cualquier pretensión, a veces exponiendo su vida, porque son los jueces quienes determinan, equivocándose con frecuencia, quien es un peligro para la comunidad y quien no, para otorgarle a un preso un derecho establecido por la propia ley, como es una detención domiciliaria o la suspensión de la detención, cuando se cumplen los requisitos para ello, como es una enfermedad grave, edad avanzada y buenos antecedentes.

Carlos Mattos Barrero es un hombre enfermo, que desde hace muchos años lucha contra un cáncer y ahora tiene serios problemas cardiovasculares y acaba de ser intervenido quirúrgicamente en una clínica de Barranquilla, tiene ya más de 70 años y jamás había tenido problemas judiciales y menos condenado por ningún delito y en vez de ser un hombre peligroso es un filántropo y mecenas para la comunidad, la cultura y el deporte, especialmente aquí en el Cesar donde se nota la falta de sus oportunos servicios en la Universidad Popular y el Seminario Juan Pablo II, la Casa del Abuelo y el Hogar del Niño entre otros y quizás cuantos más que yo desconozco.

Qué injusticia comete la justicia con el trato inhumano que se le ha dado a ‘Carlitos’, no le perdonan una para tratar de mostrarlo como un hombre peligroso que no merece ningún beneficio jurídico; si le dan un permiso como a cualquier detenido, con las normas de seguridad debidas y su escolta o acompañante accede a una petición de pasar por su oficina, sus enemigos, que son representantes de poderosas empresas o políticos porque en alguna oportunidad fue Senador de la República, le toman fotos y arman semejante escándalo para tratar de convertirlo en un hombre muy peligroso y así para todo: si canta es malo y si llora es peor, si echa un p… es acusado de contaminar el aire cuando todos lo hacemos y no pasa nada.

‘Carlitos’ merece un trato más humanitario por parte de la justicia y sus jueces, porque cumple con todos los requisitos legales para que se le conceda una detención domiciliaria donde pueda gozar de algunas comodidades y servicios que le hagan grata la vida, porque en forma injusta repito, lo han paseado por cárceles destinadas a los grandes delincuentes y eso sí que son un peligro para la comunidad.

Yo sé que a los jueces no les gusta que los presionen con esta clase de artículos o con manifestaciones públicas en pro de un procesado, pero ante tanta injusticia con un hombre bueno, trabajador, servicial, buen familiar, mecenas y filántropo que cometió un delito, pero que trata de demostrar su inocencia, me he visto obligado a escribir esta columna para ver si se les suaviza el corazón, aunque sé que la justicia no tiene, pero sus jueces sí y le concedan una detención domiciliaria o la suspensión de su detención por su precario estado de salud, su avanzada edad y su buen comportamiento en toda su vida en la que no ha hecho otra cosa que hacer fortuna trabajando de sol a sol y honradamente, beneficiando con un corazón grande y una mano generosa a todos los que a él acuden.

¿Podrá ser un hombre que tiene todos esos atributos, un peligro para la sociedad? Yo creo que no y usted amable lector ¿qué opina?.

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Hasta cuando los habitantes de la carrera 11 dejarán de echar la basura al boulevard para que los perros y locos la destruyan y vuelvan un reguero inmundo esa avenida, especialmente los restaurantes que en ella funcionan. Si me veo obligado e insisten daré los nombres de ellos.

Por José Manuel Aponte Martínez

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