Las Farc ya están desarmadas. Hace 13 días se registró tan histórico logro, que afuera de Colombia han destacado ampliamente, pero adentro apenas la población lo digiere y analiza como asume este saldo positivo de los Acuerdos de La Habana.
Cada paso que se de alrededor de la implementación de estos Acuerdos, es nuestro compromiso resaltarlo porque el camino a la reconciliación no debe estar en la oscuridad. El Decreto firmado ayer por el presidente Juan Manuel Santos para conceder amnistía por vía administrativa a 3.252 guerrilleros relacionados con delitos políticos y conexos, que se encuentran en las zonas veredales, es una buena noticia que se da justo 13 días después de que las Farc completó la entrega de las armas individuales de sus miembros, bajo la verificación de la Misión de las Naciones Unidas.
Con este Decreto, ya han resuelto su situación jurídica por amnistía 6.005 y 1.400 por la vía judicial, según lo ha afirmado el Ministro de Justicia y del Derecho, Enrique Gil. Este Decreto es el tercero de aplicación de la amnistía de iure (exclusivamente para delitos políticos y conexos como porte ilegal de armas y de uniformes militares, sedición y asonada), teniendo en cuenta que las amnistías hacen parte del proceso de tránsito a la legalidad.
No es tan fácil lograr el pase de libertad, de borrón y cuenta nueva, para ello existen filtros para evitar colados, deben haber dejado las armas (tal como lo hicieron), deben firmar un acta en la que se comprometen a no volver a alzarse en armas contra el Estado y a cumplir con todas las obligaciones del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y Garantías de no repetición y tener la acreditación de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz para acceder a los planes y programas de reincorporación a la vida civil que se acuerden, así como al Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición (SIVJRNR)-
No es un proceso fácil, ni para la población en generales, ni para los guerrilleros, menos para el Gobierno Nacional. Es un nuevo modo de vida. Ellos (los de las Farc) sienten temor porque no saben qué les espera afuera, y los de afuera (la población) tiene miedo de tener al lado a un exguerrillero. Es ese el reto que viene ahora para todos, como convivir en el mismo espacio.
Dijo ayer en España el Alto Comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo, que la implementación tiene cinco retos: (i) el cumplimiento a las víctimas, (ii) la reincorporación de las Farc, (iii) la implementación de los acuerdos en los territorios, (iv) la participación de la sociedad civil, y (v) lograr todo esto en democracia.
Lo que podemos decir hoy es que solo dos semanas después de la dejación de armas, el 95 % de la organización completó su proceso de tránsito a la legalidad, acompañado del compromiso de acudir al Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición, lo que se constituye en un modelo a seguir para futuros procesos de paz en el mundo.