Cuatro meses después de aquella histórica visita, en Boquerón, corregimiento de La Jagua de Ibirico, pocas cosas cambiaron. Quizás disminuyó la esperanza de que las cosas cambien en el corto plazo. Porque las promesas de aquella jornada que se realizó en febrero, bajo el techo desgastado del único coliseo del corregimiento, quedaron en el aire.
Por eso, este jueves, durante una audiencia citada por el representante a la Cámara por el Cesar, Cristián José Moreno, la comunidad se quejó por lo que era un secreto a voces: nada se cumplió, todo quedó en discurso. Incluso, ni las reuniones ni las mesas programadas se realizaron. De allí nació la idea de realizar una audiencia para buscar respuestas ante el incumplimiento.
Durante 11 años una resolución expedida en el 2010 (Resolución 970 del 20 de mayo de 2010) determinó que este corregimiento era un área fuente de alta contaminación por la actividad carbonífera de la región y debían ser reasentados; invertir en este territorio significaba un detrimento para las autoridades.
De allí que sus calles estén destapadas, las casas agrietadas, no tengan acueducto ni alcantarillado, menos señal telefónica, y que la anacrónica escuela y el puesto de salud, construidos antes de que emitieran la resolución que los condenó al atraso, pobreza y miseria, se caigan a pedazos.
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Como una segunda oportunidad, para retomar la senda, este jueves, durante la audiencia, se establecieron nuevos compromisos. “Logramos destrabar varias cosas. Pudimos presentar la preocupación de la comunidad de Boquerón, con la que se tiene una deuda histórica, más ahora que se ordenó el no reasentamiento. Además, obtuvimos toda la determinación de la Agencia Nacional de Minería para cerrar la discusión frente a la solicitud de renuncia por parte de Prodeco. Creemos que no se aceptará esta renuncia mientras no se cumplan las obligaciones sociales y ambientales para el cierre de las minas”, señaló el representante Cristián José Moreno.
COMPROMISOS
Sin duda, otro de los avances de la audiencia fue la claridad sobre las responsabilidades. Y es que la comunidad y varios actores políticos desconocían el papel de cada entidad.
Por eso, se estableció que las encargadas de formular e implementar un Plan de Manejo Socioeconómico (PMS) serán las sociedades mineras Drummond, Prodeco y Colombian Natural Resources (en reorganización), luego de que a través de la Resolución N°00640 de 2021, la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales, ANLA, determinara que la comunidad del centro poblado de Boquerón no sería objeto de reasentamiento.
“El PMS es un plan que deben implementar las empresas mineras debido a las afectaciones que ha sufrido Boquerón durante los 10 años que esperaron el reasentamiento que nunca se dio”, explicó el alcalde de La Jagua de Ibirico, Ovelio Jiménez. Ese plan deberá aprobarlo la ANLA.
Por su lado, las autoridades públicas serán las encargadas de dirigir ‘Boquerón avanza y emprende’, una estrategia que consiste en inversiones y políticas estatales en favor de las comunidades del corregimiento. La primera en materializarse sería el acueducto y alcantarillado, una deuda pendiente.
“Si nosotros queremos arrancar debemos mostrar resultados: tenemos un proyecto para construir el acueducto y alcantarillado en Boquerón por un valor de $9.000 millones. Esta obra entraría dentro del Ocad Paz”, agregó Jiménez.
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Pero en Boquerón escasea todo, hay necesidad y hambre. Cuando se pregunta sobre cómo viven, la respuesta, llena de fe y resignación, es “por la misericordia de Dios”. El problema es que, además de un acto creyente, esta respuesta es el reflejo de la cruda necesidad que padece más del 80 % de las 464 familias censadas por la Alcaldía municipal.
Y es que la depresión económica también impactó su suelo, otrora productivo, por eso los árboles lucen secos en medio de un ambiente desértico que esconde miles de sueños frustrados por promesas incumplidas.
Pero la pregunta es: ¿existen soluciones de corto plazo para enfrentar el hambre? Al parecer, la empresa minera Prodeco entregaría 400 mercados a las familias, más otros de la Alcaldía. Sin embargo, esta es una solución temporal. Por eso, el plan, que sueñan los habitantes de Boquerón no se quede en promesas, es iniciar emprendimientos para garantizar la seguridad alimentaria.
Para alcanzar esa seguridad alimentaria es necesario el apoyo de la empresa privada, aseguran: “Hay algo fundamental: la participación de la mano de obra. En Boquerón fácilmente podemos encontrar 100 personas preparadas para trabajar en las minas”.
Por: Redacción EL PILÓN