En la reforma hecha recientemente al sector salud por medio de una Ley Estatutaria que actualmente se encuentra para revisión por la Corte Constitucional, a pesar de ser corta es muy específica, podemos observar que la salud pasa a ser un derecho fundamental, viene a renovar esa concepción errada de ser conexa con el derecho a la vida, ahora es algo inherente al ser humano que le permite disfrutar de una vida saludable en armonía con la legislación universal, como requisito indispensable para el ejercicio de los demás atributos. Por su parte, el Estado está en la imperiosa obligación de garantizarlos en su prestación.
De acuerdo con el articulado de dicha ley, el Estado deberá contar con la disponibilidad del servicio en armonía con las tecnologías, programas, personal médico capacitado y calificado, infraestructura locativa y demás exigencias, suministro de medicamentos apropiados, por igual señala que los diferentes agentes que conformaran el sistema deben respetar la ética médica y la diversidad de culturas establecida en el territorio, proporcionalidad además la universalidad del servicio en todas las etapas de la vida y a todos los habitantes de nuestro país, asegurándole la atención en el servicio de salud a las personas de escasos recursos, a la población vulnerable y aquellos que son sujetos de especial protección.
La continuidad en el servicio de salud debe ser indispensable ya que una vez se haya iniciado un tratamiento o procedimiento no puede ser interrumpido de manera arbitraria o por razones administrativas y/o económicas, por cuanto la prestación de este servicio debe darse sin dilaciones permitiendo garantizarlo integralmente, conforme a los postulados constitucionales teniendo en cuenta los ciclos vitales.
Según palabras del presidente de la República doctor Santos “Lo más importante es que esta reforma hace que la salud deje de ser un negocio para convertirse en un derecho fundamental de los colombianos” además agregó que con esta reforma le pondrá fin a los llamados “paseos de la muerte.”
Sabemos que aquí las intenciones muchas veces pasan de lo real a retórico, esperamos que eso no suceda y que de una vez por todas acabemos con el complejo del sistema con que se trata al paciente, que todo se le niega por la falencia de la misma ley que rige este asunto actualmente. Todo ello suena perfecto, es lo ideal, lo que parece incierto, porque no está especificado en la norma, es de dónde provendrán los recursos para que esto sea realidad, porque no habiendo financiación es poco lo que se puede esperar y resulta incierto el tiempo en que se concretará y comencemos a disfrutar de algo tan vital, aunque deberán divulgarse otras leyes que complementen este deber general.
El advenimiento de esta legislación acaba con la desastrosa ley 100 que todo el mundo hizo con ella lo que quiso, victimizando al paciente y vigorizando las arcas de los que dolosamente la acogieron como un medio de enriquecimiento lícito.
Por Nuris Pardo Conrado