El pasado viernes los colegios de Colombia se tiñeron de verde con una festividad irlandesa, el Día de San Patricio, fecha que se celebró con pancartas, disfraces y otras actividades. Aunque no estamos en contra de esos procesos de aculturación, sí esperamos que hoy haya una dinámica similar o superior para la conmemoración del Día Mundial del Agua, nuestro recurso natural más importante, indispensable para la vida.
Recordemos que la celebración de hoy nació hace 27 años durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD) en Río de Janeiro. La Asamblea General de las Naciones Unidas respondió a dicha recomendación designando el 22 de marzo el Día Mundial del Agua, como un medio de llamar la atención sobre la importancia del agua dulce y la defensa de la gestión sostenible de los recursos de agua dulce.
Si celebremos fechas de las cuales desconocemos sus raíces, que no tienen ningún arraigo en nuestra cultura colombiana y que lo único que representan son interés comerciales, porque no participar activamente de las acciones que propendan por el cuidado de nuestro recurso hídrico.
El uso que le damos agua no es el mejor, debemos entender que el agua es motor de desarrollo y su aprovechamiento eficiente y sostenible depende de la información y el conocimiento que tengamos de los sistemas hídricos, así como de sus regímenes y respuestas frente a la variabilidad y el cambio climático.
Según el Estudio Nacional del Agua 2018, del Ministerio de Medio Ambiente, el mundo tiene 43.764 kilómetros cúbicos de agua por año, de los cuales el 28% de los recursos hídricos corresponde a Suramérica y el 5% a Colombia. Sin embargo, esta riqueza hídrica del país no se reparte equitativamente en el espacio y en el tiempo.
En un año promedio, el recurso hídrico se reparte de manera desigual en el territorio, no siempre por condiciones geográficas o ambientales; el recurso hídrico en algunas zonas es limitado, bien sea por déficit en la oferta natural, reducción de la precipitación o insuficiencia en la infraestructura de abastecimiento.
Los ríos se están secando por la deforestación y otros factores, pero también hay que advertir que la poca agua que está en los afluentes es contaminada por la falta de buenas plantas de tratamiento de agua residual para disminuir la carga contaminante de agua tratada, para así ayudar a la conservación de las fuentes hídricas.
El estudio que organiza el Ministerio de Ambiente revela que se priorizan 391 municipios susceptibles a desabastecimiento en el territorio nacional, distribuidos en 24 departamentos, de los cuales tienen afectación en al menos el 50% de sus municipios: La Guajira, Magdalena, Cesar, Tolima, Bolívar, Quindío, Santander, San Andrés y Providencia y Valle del Cauca.
Las fábricas de agua dulce, en los páramos, están en riesgo. Además las seis masas glaciares actuales que conforman la criósfera colombiana, distribuidas en dos sierras nevadas -El Cocuy o Güicán y Santa Marta- y cuatro volcanes -Huila, Tolima, Santa Isabel y Ruiz, se están reduciendo.
El ser humano necesita muchísima agua potable para para beber, para asearse, para las plantas y animales que le garantizan alimento y por ende su existencia.
Por su importancia, no puede pasar desapercibida la conmemoración del Día Mundial del Agua. En los colegios y en los hogares debemos enseñárseles a los niños que si no cuidan este preciado líquido en el futuro escaseará, como ya sucede en algunas regiones. ¡Bendita agua!