Lo más importante es que estemos vivos para realizarlo; la vida es el don más preciado que debemos valorar y conservar; ya que con ella alcanzaremos nuestros propósitos, metas en este año y los venideros. En algún momento del transcurso por este mundo, es imprescindible, debemos conocer como estamos actuando, ser sinceros. ¿Tenemos panorama para realizar un inventario y sacar un balance? Se tendrá que destinar el tiempo para que nuestra mente nos traslade al inicio, durante y fin del 2017. Es necesario esos momentos de reflexión, cada quien decidirá ese instante y destinará si debe ser corto o largo; indudablemente saldrá de allí un inventario. Que hicimos, que dejamos de hacer, por supuesto nos cuestionaremos, resultando ese balance que nos sirva para proyectarnos a futuro, el cual nos dejará sin sabores o alegrías de errores cometidos, buen proceder, fracasos y limitaciones.
Alguna vez en la vida escuchamos: Los tropezones nos hacen levantar los dedos. ¿Necesitamos que sucedan tropezones en nuestras vidas? ¿La continuidad de lo malo se puede dar? Sí. ¿La continuidad de lo bueno se puede dar? Sí.
Afrontar, atender la vida de manera cotidiana no es tarea fácil; se presentarán los altibajos, no todo saldrá color de rosas; no es solo sortear la diversidad de problemas grandes o pequeños en nuestras familias; también los más complejos que recibiremos de nuestro entorno social o donde nos desempeñemos. Diremos que somos un mundo que gira alrededor de otros mundos, propensos a colisionar; allí debe aparecer nuestro potencial para solucionar caso por caso y no dejar que se acumulen. A grandes males, grandes soluciones dicen por ahí. Muchas personas se esfuerzan por obtener buenos balances, que a la postre no dan con el objetivo o planes trazados, pueden sentirse derrotadas y quieren tirar la toalla; es el momento de más análisis, reflexión y empeño, redoblando esfuerzos para conseguir lo deseado.
¿Necesitamos dedicación y disciplinas en nuestras vidas? Sí, claro que sí. Es allí donde nacen, se proyectan metas a corto, mediano o largo plazo. Sin metas no vamos a ninguna parte; resultara como el refrán: ¿Para dónde va Vicente? Para donde va la gente; seremos unas auténticas veletas. En nuestras vidas establezcamos prioridades, que sean realizables por nosotros, así seremos independientes, no actuando como rémoras, arrimados a otros para que nos den todo; a trabajar y esforzarnos para lograrlas.
Debemos insistir siempre en estrechar familiaridad, amistad; ellos nos darán impulsos, hurras a lo que hacemos. Respetemos las jerarquías, no impongamos, insinuemos; así nos quieran discriminar o hacer acepción de personas; no nos consideremos autosuficientes, ni que somos los plus ultra, porque fuimos esto o aquello; seamos auténticos, daremos y recibiremos. ¿Qué les parece?
A accionar y proyectar nuestras voluntades, exteriorizando actividades que nos arrojen un buen balance, sin afectar a nuestro semejante; con seguridad que a próximos años, encontraremos un mejor inventario de nuestras vidas. Responsables somos de nuestros actos, de allí que la evaluación y el control son indispensable para corregir aquello que no engrana en nuestro recorrido por este mundo. Tenemos que examinar todo, detectar las buenas oportunidades, aprovecharlas, ejecutarlas y seguir con ellas. Es el mensaje que quiero dejarles apreciados lectores en esta columna, la última del 2017. Examinemos nuestras actuaciones y un mejor balance anual resultará. ¿Usted ya lo hizo? ¿Qué espera?