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Aterrizando propuestas de gobierno

Por: Luis Napoleón de Armas P.

Cien días es el estándar que la opinión pública les otorga a los nuevos mandatarios para hacerles las primeras observaciones sobre su desempeño. Pero, por lo general, estos pierden medio año adecuando sus equipos de trabajo, mirando el retrovisor y entreteniéndose en nimiedades; algunos entran en una etapa de efecto invernadero político durante la cual se encuentran desorientados sin brújula y sin argumentos, a ratos parecen estar confundidos por las diferencias de la realidad pública con sus propuestas de campaña.
Muchos se quejan de que encontraron las arcas vacías, pero es natural que nadie las dejaría llenas a nadie, excepto Mockus. Lo grave y desconsiderado sí, es comprometer las vigencias futuras; ahí sí que se debe patalear porque eso es gobernar mas allá de su propio periodo. Administrar lo propio, de por sí, requiere disciplina y algo de talento; manejar lo de todos sí que es complicado, sobre todo, sabiendo que una muchedumbre llena de problemas espera su solución. Así, todo el tiempo que se pierda en esa catarsis, será irreparable; cuatro años son un soplo para el mandatario que agita una chequera ajena sin saber cómo la ha de priorizar, pero una eternidad para quienes angustiados esperan el mendrugo. Lo que primero debe tener presente un buen mandatario es cuales son las prioridades de su ente territorial, que un aspirante ya lo debe tener claro, y es hacia allá donde deben dirigirse las inversiones, sin prisa pero sin pausa; el tiempo es el juez de la historia. Es elemental que la inversión en la formación de capital humano debe prevalecer sobre cualquiera otra. El acelerado crecimiento de los llamados “tigres asiáticos” se debió a esta prioridad, no obstante ser estos territorios parias de la naturaleza. Ahí se demuestra que el mejor recurso es el humano y es sobre este donde deben centrarse las políticas de inversión. Estas son el motor que disminuye el impacto social de las desigualdades. Pero, dentro del equilibrio presupuestal, debe saberse cuánto debe invertirse por rubro y cuál es el horizonte para hacerlo. Los departamentos y municipios son instancias redistributivas del ingreso que ayudan a paliar la pobreza que es un círculo vicioso. El Centro de Estudios Regionales del Banco de la República, CEER, determinó que existe una correlación negativa entre la pobreza y el conocimiento; así, por ejemplo, encontró que en las pruebas SABER, en matemática y lenguaje, los jóvenes con mayor NBI obtuvieron resultados inferiores a aquellos cuyo NBI era más bajo. El CEER, recomienda algunos aspectos como los siguientes: 1) Eliminar el analfabetismo. Pero aquí hay que saber cuántos son los analfabetas, y cuánto vale alfabetizar una persona adulta. 2) Dotarse de la infraestructura adecuada. El rendimiento académico aumenta con el tiempo de permanencia en las aulas. Según la fuente citada, en 2011 en la Costa Caribe, menos del 1% de los estudiantes de las instituciones oficiales asiste en la jornada completa, 61.5% asiste en la tarde y 11.5% en la noche. Para estos segmentos, se determinó que las pruebas SABER fueron mejores para los estudiantes de la jornada completa y los peores, los de la noche. Surgen algunas preguntas. ¿Cuánto costará la infraestructura para la jornada completa? ¿Cuánto el costo por alumno? ¿En cuántos años se construirá? ¿Cuántos docentes, en primaria y secundaria, tenemos con post grados? ¿Cuánto vale formar un docente a este nivel? ¡Esto es planificación sin mediatismos!
Adenda. Desde acá le enviamos un abrazo a nuestro colega de opinión, Germán Piedrahita, igual que a Silvia, rogando por su salud. napoleondearmas@hotmai.com

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