Me gusta este país, su gente, sus cosas, sus afectos y desafectos. Su historia y su memoria, me gusta su olvido. Y sus olvidos. Apenas estrena su primera semana y ya está activado. Ocurrió el primer feminicidio, Bojayá caliente, Irán encendido, gabinetes de estreno, otros fuera de gabinete, caras nuevas, las mismas caras de siempre, las caras que nunca llegan, otras caras que regresan, en fin, un tutufruti bien Caribe y nacional de provocativas proporciones.
Dos de los caricaturistas más admirados, Matador y Vladdo, inician peleándose por el famoso 2020, solo por una cacerola y porque la imaginación no puede tener coincidencias. El primero es de Pereira, el otro de Armenia, ambos cafeteros, esperamos reconcilios en un café. Al final, la caricatura, también busca eso, defenderse.
En Espectador el día 3 de enero, el columnista Guzmán Hernessy tituló la suya Veinte veinte y Ricardo Silva la de él 2020, no se siguen el camino de los caricaturistas del caso, incluso Betto también caricaturista dibujó un 2020, como para variar.
Ya olvidamos al combo del 2019, el beso de Claudia y Angélica en Bogotá, en la parte vallenata hablan de ese abrazo tierno, sutil, noble, confiado, casi celestial, que el nuevo gobernador Monsalvo le dio a su perrita Vaca en su posesión. Y vienen las interpretaciones por todas partes. Que su gobierno respetará a los animales, que será un gobierno de abrazos y no de peleas, que la perrita no mostró los dientes, en fin tonterías de una ciudad bohemia y tranquila. No olvidemos que Escalona le cantó el Perro de Pavajeau, incluso el mismo gobernador no está de acuerdo con la construcción de “La casa en el aire”, pero dijo respetaba el proyecto. Y Claro también mandó sus puyas al Festival Vallenato y anunció el “Festival a Salvo” que su tío Luquita inventó hace algún tiempo por viejas rencillas familiares que nunca sanan del todo. Alguien les echa sal y la cosa sigue. Otros insisten en decir que es para oír la voz de Rodo Molina explicando cosas, algo dice Molina cuando habla que muchos les gusta, otros se tensionan.
Para que el olvido no nos mate tan pronto, es bueno recordar algunas personas que a juicio ciudadano cumplieron bien su función en lo público, como debe ser. Parques por toda la ciudad, recordarán a Tuto Uhía, casas con el nombre de su suegra, recordarán a Franco Ovalle por el Cesar, mientras lleguen los Juegos Bolivarianos, sin olvidar que la demanda contra el alcalde Mello Castro sigue su camino tranquila, fresca como una lechuga. A propósito cuando este vegetal se vuelve apellido, es de ingrata recordación según comentarios de pasillo. María Victoria Celedón en la Biblioteca Departamental, Elba Ustáriz Martínez en Salud Municipal, Negrito Esquivel como alcalde en Chiriguaná, es un trío que merece aplausos.
El show de la UPC, el show de elección de contralores municipales, el de los concejales inhabilitados, la bulla del personero por un papelito inexistente, son cosas del pasado.
Un regalito antes o después de reyes cae bien. Dos libros colombianos, Brújula para el mundo contemporáneo de la historiadora Diana Uribe, nos reubica al iniciar década, y de Daniel Samper Pizano, Insólitas parejas nos cuentan todo. Amores e historia o historia de amores. Y no de amores perros. ¡Feliz 2020, pues!