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Ahora la tecnología hace parte de la canasta familiar

El principal factor para medir la inflación es el precio de los alimentos de los mercados públicos o grandes merca abastos de 26 ciudades, ahora 38.

Los colombianos cambiaron la forma de consumir. Las prioridades a la hora de hacer mercado o dividir el salario no son las mismas de hace 10 años. Era la época donde la televisión pública cubría todo el espectro de entretenimiento y las fotografías instantáneas estaban en pleno auge.

La reapertura económica cimentada por las nuevas tecnologías permitió que factores como los servicios de datos y streaming, las visitas al médico o compras de contenido por internet entraran en la lista de gastos esenciales.

Es por eso que cada 10 años el Departamento Administrativo de Estadísticas, DANE, actualiza la canasta de productos básicos de seguimiento de precios y de estructuras de gasto (ponderaciones), de acuerdo a los resultados de la Encuesta Nacional de Presupuesto de los Hogares.

En total, 443 productos conforman la nueva canasta familiar para el 2019, los cuales determinarán la inflación de enero del 2019 que será publicada el 5 de febrero. Este año, por ejemplo, entra la compra de cascos y collares y jaulas para mascotas, y salen la impresión de fotografías y la cera para pisos.

La última encuesta fue en 2008 y llegó hasta el año pasado. En 10 años las tiendas de ropa reemplazaron a las máquinas de coser y el arroz dejó de tener uso específico, mientras que la vivienda, los estudios por internet, la movilidad, comida a domicilio se hicieron indispensables en la vida de los colombianos.

“El análisis se basa obviamente en temas de tecnología y de servicios, más que temas de alimentación, inclusive también en cómo ha cambiado la forma de transportarse. Hace unos años, ¿quién pagaba tv cable? Muy pocos. Por decir el tema del celular, por eso es que se movió la canasta familiar”, afirmó el economista Fernando Herrera. Siguiendo esa tendencia, los tradicionales fósforos salieron de los productos referencia del 2019.

Por su lado, Sandra Arias, coordinadora de campo del Índice de Precio de Consumidor del Dane en Valledupar, considera que la división del presupuesto de los colombianos en el factor comida no tuvo cambios drásticos, pero sí en materia de servicios. “Los productos con los que nos alimentamos no varían, aunque ahora aumentó el domicilio”.

En el IPC, que se encarga de medir la variación mensual de los productos y es determinado por los productos básicos, Valledupar obtuvo el resultado más bajo, 2,37 %, de las capitales estudiadas, contrario Barranquilla que fue el más alto (3,69) durante el 2018. Sin embargo, esto no determina que la capital del Cesar sea la ciudad más barata para vivir en el país, sino que los precios no presentaron mayores variaciones.

“Pueden haber varias razones; la primera es positiva y se centra en que no hubo escasez de alimentos ni alteraciones en la prestación de servicios; ó más preocupante, la demanda fue baja por la pérdida del poder adquisitivo de la población vallenata”, complementó Herrera.

PRIMERO LA ALIMENTACIÓN, LO DEMÁS ES SECUNDARIO

De los productos que salen de la canasta familiar, solo uno está relacionado con la alimentación: el arroz para sopa. Muy poco conocido en la región, son las imperfecciones que salían del tratamiento del arroz y era vendido para preparar sopas, sin embargo, la perfección de las máquinas hizo que desaparecieran progresivamente.

Los alimentos y bebidas no alcohólicas son el grupo más grande, aunque en 10 años, se redujo varios puntos. En 2007 el 19,15 % del presupuesto de los colombianos era destinado a los alimentos, para el 2017, se redujo 15,90, cediendo paso ante el gasto de vivienda y combustible.

CAMBIARON LAS FORMAS DE TRANSPORTARSE

En Valledupar la cantidad de motos se triplicó en solo 7 años. En 2011 la Secretaría de Tránsito local guardaba la cifra de 34 mil 896 motos circulando por la ciudad; al 2018 la cifra alcanzaba las 90 mil motos circulando.

De allí que la compra de cascos de moto entre en el nuevo esquema de la canasta familiar, y se sume a la revisión Tecnicomecánica, servicio de latonería y pinturas para vehículos.

Lo mismo pasa con los vehículos. En Valledupar, según la información que maneja la Secretaría de Tránsito, circulan 60 mil autos. El costo de tener un auto y una moto en casa son altos, en promedio, un millón seiscientos nueve mil pesos gastan en promedio en una casa que maneje un carro familiar y una moto por razón del SOAT, Tecnicomecánica, impuesto de rodamiento y gasolina.

En el caso de Valledupar se maneja otro factor importante: el uso laboral. Además del crecimiento de aplicaciones digitales como Uber e Indriver que se abren paso en la ciudad y que emplean a personas que poseen automóviles.

“MEJOR PIDAMOS DOMICILIO”

El ingreso laboral de las mujeres enmarca el 55 % del mercado laboral en Colombia, cifra que hace 40 años no alcanzaba los dos dígitos. Incluso, un 22 % ha alcanzado el cargo de gerencia.

Estas formas cambian los estilos de vida de las familias. “Ya no es: uno de los dos se queda en casa y prepara la comida al que llega, ahora tanto hombre como mujer trabajan. Tarde o temprano llegan cansados de trabajar, no a cocinar, sino a recoger para salir a comer o pedir domicilios”, explicó Octavio Pico, director de Fenalco.

Sin embargo, no es una referencia individual. El negocio de las comidas externas al hogar mantiene un crecimiento anual de 15 %, con ventas que aportan cerca de 30 billones de pesos, es como si cada persona consumiera $646.000 en comida a domicilio cada año. Por eso, en la ciudad el mayor gasto se da en alimentos, seguido de vivienda.

LA EDUCACIÓN CRECE A PASOS AGIGANTADOS

En diciembre de 2018, el IPC registró una variación de 3,18% en comparación con diciembre de 2017. Cuatro grupos se ubicaron por encima del promedio nacional, el principal de ellos fue el sector de la Educación con un 6,38 %, mientras que otros grupos de gastos como el de los alimentos (2,43%) y vestuario (0,33%) se ubicaron por debajo.

La entrada en fuerza desde hace una década de la educación virtual acabó con la tiranía de los salones de clases. De crecer en 2011 un 13,6 %, en 2016 crecía la educación virtual un 90,9 %, resultados que parecidos a 2017 y el año que recién termina.

LA LUZ YA NO ES LA TARIFA MÁS CARA

Junto a los cascos de motos, sin duda, se destaca la entrada de los servicios streaming para medir la inflación. Como dice el director de Fenalco, Octavio Pico, “parece inaceptable no tener Netflíx, o Youtube en casa”.

Un hogar vallenato de 5 personas en promedio paga mensualmente en productos y servicios tecnológicos cerca de $207.900, divididos en tarifas de datos, combo de televisión y suscripción streaming. Respecto al cambio de celulares, según estudios un colombiano cambia de celular cada 22 meses por razones de actualización o fin de vida útil.

DEIVIS CARO DAZA / EL PILÓN
defancaro1392@gmail.com

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