Para Carolina* de 28 años de edad, la vida no ha sido fácil. Esta joven desde hace cinco años decidió estudiar Economía en una universidad de Valledupar y optó por alternar el estudio con el trabajo, lo que significó que durante el día laborara y después de las 6:00 p.m. tomará la mayoría de las clases.
Todo le funcionaba bien, pero en la universidad, donde menos lo esperaba, encontró un problema que le iba a representar un gran tormento. Le asignaron docente de aproximadamente 49 años de edad, que acostumbraba a invitar a salir a las estudiantes y García no fue la excepción; durante un semestre, dos horas dos veces a la semana, tenía clases con el docente que insistentemente la invitaba a salir, por lo que ella se sentía acosada.
Por diferentes factores le empezó a ir mal en esa asignatura y el profesor resolvió proponerle aceptar una invitación para poder aprobarla. García resolvió que preferiría perder la materia que salir con él. Sin embargo, la joven al darle a conocer que tenía personas conocidas en la Rama Judicial, ante quienes podía denunciarlo por acoso, el docente dejó de molestarla.
La conducta del educador podría ser tipificada como un delito, según el Código Penal Colombiano, porque cuando un tercero valiéndose de superioridad de poder, posición laboral, en familia, edad, rango económico, entre otros aspectos hostiga a otra persona para conseguir fines sexuales no consentidos, hay acoso sexual.
Aunque actualmente este delito está incluido en las múltiples formas de violencia contra la mujer, pocas veces es visible en la sociedad.
“Hasta el momento desde mi área laboral no llevo ningún caso de acoso sexual, está tipificado como delito, pero desde la unidad no he tratado con ninguna situación relacionada con este, es poco frecuente que sea tratado en la ciudad entre los estrados judiciales”, comentó Sol Piedad Martínez, fiscal adscrita al Centro de Atención Integral a Víctimas de Delitos Sexuales, CAIVAS.
Sin embargo, esto no significa que el delito sea invisible ante la sociedad, ya que se manifiesta en el núcleo familiar, laboral o educativo, onde el acosador a veces no distingue edades.
“Esta infracción contra las mujeres se evidencia en cualquier contexto social, pero es más pasible como delito en la sociedad, debido que las personas adultas tienen consciencia para defenderse y muchas veces creen manejar la situación. Por ejemplo: conocen que sucederá si aceptan una invitación del hostigador, a diferencia de los conocimientos de un menor de edad”, dijo Esperanza Infante Barahona, psicóloga forense de la Fiscalía.
De acuerdo con los investigadores los escenarios más propicios para estas conductas son los del entorno laboral y educativo, donde en la mayoría de los casos el infractor se vale de superioridad jerárquica para que la víctima acceda a sus pretensiones.
“El acoso sexual seda comúnmente en el ámbito laboral cuando el jefe o compañero de trabajo comienza ofreciéndole complacencias a la mujer, invitándola a salir y al ver que ella no accede a sus pretensiones inicia el chantaje, amenazan con despedirlas, hacerles la vida imposible, entre otras artimañas. A nivel educativo las más propensas a presentar estos casos son las estudiantes que van culminando el bachillerato, los docentes valiéndose de su cargo y la necesidad de las estudiantes para graduarse, comienza a manifestarle que cómo va resolver pasar la materia hasta el punto de invitarla a salir o realizarle otras propuestas indecentes”, agregó la psicóloga.
Además explicó que, en promedio, el 75% de las mujeres adultas que sufren chantaje acceden a la actividad sexual, cayendo luego en el resentimiento y comenzando a mostrar represión contra los compañeros del entorno porque creen que harán lo mismo.
En el análisis de expertos, el acoso sexual es tan recurrente que los victimarios cuentan a disposición con varias herramientas para cometer el delito, tales como la tecnología, que es utilizada para mandar fotografías al desnudo al acosado o hostigarlos con mensajes y llamadas telefónicas.
CONSECUENCIAS
Al igual que los demás tipos de violencia contra la mujer como: abuso sexual, acto abusivo sexual, maltrato doméstico, entre otros, el acoso sexual es capaz de generar sufrimiento emocional, psicológico, laboral y hasta patrimonial, haciendo que las personas desarrollen fobias a los espacios sociales de interacción con otras personas.
“Causa consecuencia a corto plazo las mujeres dependiendo del acosos pueden presentar ansiedad, estrés, trastorno del sueño y a largo plazo odio, resentimiento, problemas en la alimentación y apatía a espacios sociales”, complementó María Eugenia Sarmiento, Psicóloga clínica.
RUTA DE ATENCIÓN
Para la Fiscalía General de la Nación este delito mediante la Ley 1446 de años 2007 de la constitución de Colombia, es objeto de reparación en la ruta de atención que maneja para todos los casos sobre la violencia sexual de género.
Ante una situación de acoso o abuso de sexual la ruta primordial es el sector de la salud, donde los especialistas realizan una valoración previa para arrojar un código que determinará a las autoridades cómo actuar.
Al término de la revisión, los especialistas arrojan un código a las autoridades y los afectados deben instaurar la denuncia, para que posteriormente sean remitidos a Medicina Legal, según corresponda el caso.
EL PROCEDIMIENTO PARA DIAGNOSTICAR
El acoso sexual a la hora de realizar un análisis en Medicina Legal requiere de un procedimiento diferente al que es manejado normalmente por los peritos para los demás casos de violencia contra la mujer.
“Si alguna autoridad considera concerniente una valoración sobre este delito, la víctima además del reconocimiento en que no esté ultrajada físicamente, pasa a una valoración especializada de entrevista realizada por una psicóloga capacitada en el tema. Esta valoración es más psicológica porque es algo que no se puede palpar biológicamente como las demás situaciones de abuso sexual”, explicó Loly Luz Liñán, directora de Medicina Legal en Valledupar.
TIENE CÁRCEL
La ley 1257 del 4 de Diciembre de 2008, creó el artículo 210A del Código Penal Colombiano, donde se tipifico el acoso sexual como delito, que puede conllevar que una persona enfrente un proceso jurídico en donde, si no demuestra su presunción de inocencia, podrá pagar la condena de uno hasta tres años de cárcel.
No obstante, el acoso sexual fue abordado desde la jurisdicción laboral colombiana, mediante la ley 1010 de 2006, que lo consagró como acoso laboral. La diferencia entre el acoso laboral mediante violencia sexual, y el acoso sexual, como delito, radica en la intención del actor, pues el acoso laboral exige la finalidad de infundir o lograr en el empleado miedo, intimidación, terror, angustia, terror, perjuicio laboral, desmotivación o inducir a la renuncia. En el acoso sexual se exige una finalidad eminentemente sexual, además, el acoso laboral puede generarse desde un superior, un compañero, o un subalterno y el acoso sexual, como se dijo antes, sólo lo puede cometer un superior dentro de la relación de poder.
Cuarto lugar en violencia contra la mujer
El Cesar ocupa el cuarto lugar en la costa caribe en el tema de violencia contra la mujer, según reveló ayer la jefa de la Oficina de la Mujer en el departamento, Laura Toro Aguilar, en el marco del lanzamiento del movimiento He For She o Él Por Ella, un programa desarrollado con ONU Mujeres.
“En 2016, de acuerdo al informe forense entregado por Medicina Legal, al menos 1.200 mujeres fueron víctimas de violencia física, en 2017 aún no tenemos un consolidado, pero se han registrado 7 feminicidios, el 60% de las causas de violencia sexual, física, sicológica y económica se debe a los imaginarios culturales, al machismo. Lamentablemente hay hombres que tienen la percepción de la mujer como un objeto que les pertenece y no permiten que desarrollen y accedan con igualdad de derecho a los servicios de nuestra sociedad. Aquí la gravedad es el entorno que en un 50% el agresor es su excónyuge porque no acepta que la relación se terminó”, aseguró la funcionaria.
Sin embargo, Toro Aguilar reconoció que se están tomando medidas para disminuir los brotes de ataques a féminas. “Gracias al gobierno departamental con su apuesta hacia la mujer, los avances son muy significativos. En el 2017 iniciamos con la Oficina Departamental para la Mujer para defender sus derechos en el territorio, lastimosamente este flagelo se acrecentó y hoy ocupamos el cuarto lugar en la costa Atlántica. Se están tomando medidas y colocando un granito de arena articulando con las instituciones garantes en atención y protección a las mujeres víctimas, pero nunca son suficientes. Ese año nos unimos a la campaña y movimiento HeForShe, un organismo mundial para promover la igualdad de género”, agregó la funcionaria.
En la misma ceremonia de lanzamiento del movimiento He For She, el gobernador del Cesar Francisco Ovalle Angarita aseguró que “la primera tarea fue cumplir con el compromiso de garantizar la puesta en marcha de la Oficina de la Mujer en el departamento para que lidere todo el trabajo que realiza esta población, darle los niveles de desempeño en el rol de mujer.
Respecto a los avances en materia de oportunidades, Ovalle Angarita reveló que “la Casa Taller en Alianza con el Sena graduó hace 40 días a 710 mujeres en diferentes líneas como artesanías, confecciones, culinarias, entre otras, para garantizar niveles de formación y oportunidades laborales. En los últimos dos años hemos formado más de 6.000 mil mujeres y antes del primer trimestre del 2018 abriremos casas talleres en los municipios de Becerril, Chiriguaná, Manaure y Aguachica que beneficiarán a más de 250 mujeres”.
Por último, el gobernador del Cesar anunció que en 15 días iniciarán las obras de construcción de cinco subsedes del Sena en los municipios de Bosconia, Chiriguaná, Curumaní, San Alberto y Chimichagua que albergarán a más de 2.500 estudiantes.
En el Boletín Epidemiológico ‘Violencia de género en Colombia, análisis comparativo de los años 2014, 2015 y 2016’, del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, se indica que en 2014 se registraron 810 homicidios de mujeres; en 2015 fueron 670 y en 2016 la cifra llega a 731.
Según el estudio, en 2014 se registraron en Colombia en promedio 2,6 mujeres asesinadas por día; en 2015 murieron 2,2 mujeres; mientras que en 2016 fueron 2,4 mujeres muertas diariamente.
De acuerdo con las cifras de Medicina Legal en el departamento del Cesar, en 2016, se recibieron 483 solicitudes de exámenes médicos por presuntos delitos relacionados contra la mujer.
Por Marllelys Salinas