En alguna oportunidad me encontré con un video y en él, una dama de unos sesenta y seis años relataba de manera eufórica como el número de años no determina la edad de la persona sino la actitud.
Ella cuenta en ese video que le correspondió sentarse en una mesa en una despedida de soltera, con una señora que se quejaba de los achaques de la edad y su conversación giraba en torno a un estribillo: “es que a esta edad” y todo era en función de esta frase, “es que a esta edad no puedo montar en bici”, “a esta edad no puedo salir a caminar pues me duelen las piernas” y así todo era relacionado con los achaques de la edad.
Al final de la comida al preguntarle por su edad, la mujer respondió: tengo cuarenta y dos años. La sorpresa convidó a analizar y a preguntarse ¿cómo es posible que esta señora a esa edad ya haya renunciado a la vida y haya dicho: “ya a esta edad no puedo”; y justo a esa edad permitiera que el deterioro se haya apoderado de su vida?
En el video la señora narra otras historias que nos permiten responder a la inquietud que le asiste, ver a muchas personas que se dejan llevar por la angustia de los años y se olvidan de vivir la vida a plenitud; cuando a su edad, sesenta y seis años, ella no siente que está vieja. La edad está en la actitud que la gente tenga, el cerebro recibe órdenes y actúa conforme a los lineamientos que tengamos para vivir la vida de manera abierta y disfrutarla como debe ser; o cerrarnos para morirnos antes de tiempo.
Hace poco veíamos en los canales mundiales, con atención y agrado que un abuelito de ciento cuatro años, Lucio Chiquito “Tito” como se le conoce, nacido un 22 de mayo de 1916, está a las puertas de graduarse de doctorado en la universidad de Manchester, el tema de su investigación es: “el uso óptimo de las aguas de un río, con el fin de ser utilizadas en centrales hidroeléctricas”. “Tito” es ingeniero de profesión y comenta: “El hecho de tener una edad avanzada, no ha sido impedimento para mí para hacer la investigación”.
Mientras espera su título de doctor de la universidad de Manchester, está perfeccionando dos idiomas que maneja: inglés y alemán. Reposa alrededor de su familia y se dedica a leer libros de literatura. “Es un gran ejemplo, está dejando un mensaje muy inspirador a muchas personas que de alguna manera tienen sus sueños y ven muchas limitaciones”, comenta una de sus nietas.
Estudios importantes de la OMS determinan que
“el edadismo (o discriminación por motivos de edad) es un fenómeno muy extendido. La mayoría de las personas nos dejamos llevar inconscientemente por los estereotipos sobre las personas mayores. Sin embargo, como ocurre con el sexismo y el racismo, podemos modificar estas conductas presentes en nuestras sociedades y dejar de tratar a las personas en función de su edad. Con ello, lograremos que nuestras sociedades sean más prósperas, equitativas y saludables”.
Aún hay tiempo y es menester tratar con respeto la experiencia y la capacidad de las personas que con los años nos pueden aportar mucho más. Sólo Eso.